El Chato Matta llegó al restaurante movido. Olía a una mezcla de pisco y ron. Me contó que estuvo celebrando hasta la madrugada con el terrible Pancholón. Se pidió un humeante caldo de gallina con presa grande, papita amarilla, limón y ajicito molido. “María, el viernes me mandó un mensaje el gran Pancholón. ‘Chatito, tú eres mi único amigo. Te espero con un Cartavio XO y unos chicharroncitos de pollo para ver el partido de mi Boys en el ’. Apenas llegué, vi a Pancho junto a dos de sus grandes amigos, los abogados del Callao ‘Calulo’ y el ‘Patrón’, quienes leían unos mensajes en su celular.

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‘Chato -me dijo-, me están acribillando en el Facebook, todo porque unos resentidos y mala leche han viralizado varias de mis columnas para atacarme’. Al final, las subieron a las redes y salieron unas bandidas a hablar pestes de este pechito: ‘Pancho, eres una basura. Te botas como gran mujeriego y no cuentas que ahora solo rindes con Viagra y, encima, te quedas dormido. Nunca te voy a perdonar que te hayas metido con mi prima. Gordo cochino...’. ‘Qué pena me da ese hombre, se jacta de haber tenido muchas mujeres, pero estoy segura de que ninguna lo amó de verdad y ahora está viejo y abandonado. Pobrecito...’. ‘Ya estás viejo, no se te paran ni las moscas...’.

Asuuu, las frases eran muy fuertes, algunas irreproducibles. Pancho sonreía y se puso a cantar una de sus salsas preferidas de Josimar: ‘Ahora, que yo siento que te quiero/ Y que daría el mundo entero/ Por tenerte junto a míiiii/ Ahora, tengo ganas de abrazarte/ Y de mi corazón yo darte/ Para que hagas lo que quieras/ Lo que yo daría por quererte y ahora pienso hasta la muerte enamorado de ti/ Lo que yo daría por quererte y ahora vivo dulcemente haciéndote muy feliz’. ‘Causa -me dijo el gordito-, por mi vida han pasado muchas y solo amé a una, pero ese es mi gran secreto. Un callejero como yo, con tantas noches y amanecidas, cosecha odios y tempestades.

Hay muchas despechadas que me odian y hasta me hicieron brujería y me clavaron alfileres, pero qué puedo hacer. No pudieron conmigo. La verdad es que un varón nunca debe hablar de su pasado con las damas. Me fui de boca. Conté cosas que deberían estar bien guardadas. Chato, sé que soy una especie en extinción, y cavernícola. Ahora veo casos de hombres que se depilan las cejas, se pintan los dedos de las uñas, se hacen peeling en las piernas y se cuidan más que mujercitas con cremitas y gel.

Yo soy de los machos antiguos, salvajes, hago el amor después de jugar fútbol en el Telmo Carbajo con los abogados del Callao y así me aman. Pero sé respetar a las damas decentes y fieles, no como algunos que las ampayan con otros hasta saliendo del ‘telo’ y se ponen a llorar. Esas son lágrimas de cocodrilo’. ‘Calulo’ y el ‘Patrón’ empezaron a interrogar al maestro. ABOGADOS: ¿Te mandas o ellas se mandan? PANCHOLÓN: El amor es química pura, he visto billeteras gruesas que rebotan como Aquino y esos dan pena. Hay que ser carismático, entrador y caballero cuando se enamora. Después, ya que pase lo que pase. Y campeono porque campeono. Salud por el triunfo de mi Boys”. Pucha, ese señor Pancholón es un sinvergüenza y todavía cuenta sus cochinadas. Me voy, cuídense.

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