Seño María: Fútbol sin violencia
Seño María: Fútbol sin violencia

Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por una tortilla de atún con arrocito blanco y sarsa criolla. Para tomar pidió una jarrita de chicha morada. “María, hoy es el, en el estadio de Matute.

Mira también:

El encuentro ha estado signado en los últimos días por polémicas y hasta amenazas escalofriantes, como le pasó al zaguero íntimo Carlos Zambrano, a quien malos hinchas de la ‘U’ le enviaron a casa de sus padres una corona de muerto. ‘Amenaza de muerte a Zambrano’, tituló a propósito el diario Olé de Argentina, alarmándose por la integridad del defensor, quien jugó en Boca Juniors de ese país.

El lunes, otros seguidores cremas pintarrajearon las paredes de la Videna, en reclamo por la designación del árbitro para este encuentro, Edwin Ordóñez. El día del primer partido escenificado en el estadio Monumental, se apedreó el bus de los jugadores aliancistas. Todo esto es preocupante. La violencia se ha mudado al deporte.

El fútbol es ahora campo de batalla de desadaptados. Atrás han quedado la competencia, la lealtad, el compañerismo, el honor. Ahora todo es ganar, como sea, con las armas que sea, en el campo o bajo la mesa.

La culpa es de los nuevos dirigentes, esos que se creen vivos y no distinguen entre honor y deshonor. No me imagino a los directivos de antes, como Miguel Pellny, Jorge Nicolini o Agustín Merino, tratando de ganar con leguleyadas. Y menos avalando la violencia de las hordas de inadaptados, delincuentes e ignorantes que se hacen llamar ‘hinchas’. La lealtad, el compañerismo y el honor deberían regresar a este querido deporte, que tanto ayudaron a realzar ‘Lolo’ Fernández, ‘Manguera’ Villanueva, Tito Drago o Adelfo Magallanes, próceres del fútbol nacional.

Hay que desterrar además la violencia en las tribunas y fuera de los estadios. Y en esto tienen papel importante los clubes, que deben apartar a los violentos. Yo soy de la generación que podía ingresar a tribuna popular y ver un partido con un hincha rival al lado, gritar los goles y nadie se molestaba. Y mi papá dice que hubo una época en que se vendía cerveza en los estadios y no pasaba nada. Había respeto, pues solo se trata de deporte, no es una guerra.

Solo los tontos pueden pensar que en un simple partido se ponen en juego la vida, el honor, mi casa, el futuro de mis hijos o del país. Hay cosas más importantes en la vida. Por eso, a todos los que vayan al estadio hay que pedirles que lo hagan en paz y con tranquilidad. A los jugadores, también. Y a los dirigentes, sobre todo. Ustedes no son hinchas, deberían ser los más cuerdos. Miren a Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, todo un caballero. Invita a su palco al presidente del equipo rival y al final del encuentro se dan la mano. Eso es honor y deportividad”. Me voy, cuídense.

TE PUEDE INTERESAR

Contenido sugerido

Contenido GEC