Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un chaufita de mariscos con cremitas, rocotito y una chicha morada fresquecita. “María, la anemia en el país sigue en aumento y afecta a más del 43 por ciento de todos los niños del país entre los seis meses y tres años de edad. ¡Estamos hablando de casi la mitad de los pequeños a nivel nacional! Este es un problema de salud pública severo que compromete seriamente el futuro de la nación.
La anemia, que es la falta de hierro en la sangre, es terrible, pues un niño que la padece no tendrá de adulto la suficiente inteligencia para estudiar una carrera, ni la fuerza física requerida para sobresalir en ningún deporte. Por eso se afirma, con razón, que la anemia condena a los pobres a seguir en la pobreza. Es lamentable y penoso. Y el alza de los precios de los últimos meses está agravando esta situación. Por ejemplo, el kilo de limón, que contiene vitamina C (y precisamente ayuda a la absorción del hierro) llega hasta los 20 soles. Pero también están caros la cebolla y siguen subiendo la papa y otros productos.
¿Qué de bueno puede esperar a un país donde la mitad de sus niños son anémicos? Solo cosas malas. Esta situación es igual o más grave que la inseguridad ciudadana y la delincuencia común que mata y extorsiona. Así que la presidenta Dina Boluarte, su premier Alberto Otárola y los ministros deben encarar el tema como lo que es: un asunto de Estado que no puede ni debe ser postergado ni un día más.
La empresa privada también está obligada moralmente a hacer su parte. No se puede hacer negocios y crecer en un país donde el futuro de la niñez está hipotecado. Iniciativas como las de Nestlé y su programa Crecer Bien, que busca combatir la desnutrición y la anemia en los niños, deben ser imitadas. Algunos consejos para evitar la anemia:
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