Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó al restaurante por un contundente pollito adobado con frejoles, yucas sancochadas, arroz blanco, salsa criolla y un refresco de fresa friecito. “María, en las últimas semanas han mandado a la cárcel a hombres y mujeres por agredir a policías. No fueron ataques con armas blancas o de fuego, ni las lesiones fueron graves. Se trataba de empujones o manotazos, acompañados de insultos por los que recibieron hasta ocho años de prisión. Creo que nadie puede estar en contra de que se sancione a quienes faltan el respeto a la autoridad.
En un país civilizado, es imprescindible que se castigue semejante delito. La polémica viene por el lado de la dureza de las condenas, pues muchos sanguinarios delincuentes con antecedentes reciben sanciones iguales o más suaves y salen libres al poco tiempo. Eso es algo que de todas maneras se debe revisar. Una madre de familia, que no tiene antecedentes policiales, no puede irse presa seis años al lado de asesinas o narcotraficantes, porque perdió los papeles y arañó a un efectivo. Castigo sí, pero que sea de acuerdo al delito cometido. Sin embargo, y aunque todos estamos de acuerdo en que a la policía se le debe respetar, existen uniformados que no merecen ninguna consideración y más bien deberían pudrirse en prisión, pues son peores que los ‘marcas’, asaltantes y extorsionadores que ellos deben poner tras las rejas.
La noche del último sábado, el médico Luis Cotillo llegaba a casa de su madre, en el Cercado de Lima, cuando dos policías en patrullero le ordenaron detenerse. Luego de pedirle documentos, lo tiraron al piso, lo ‘cogotearon’ y lo subieron a su vehículo. Cotillo denuncia que luego de golpearlo e insultarlo, le arrebataron 500 soles. ‘Si denuncias, ya conocemos tu casa’, lo amenazaron. Pero el también médico del club Sporting Cristal no cedió y al día siguiente se presentó en el local del Escuadrón de Emergencia Centro, en la avenida Bausate y Meza, pues pudo ver esa inscripción en el patrullero de los policías asaltantes. Luego de la llegada de decenas de patrulleros, por fin se hicieron presentes los malos agentes, quienes fueron detenidos.
Estos sujetos, que no llegan ni a los treinta años de edad, serán procesados por los presuntos delitos de extorsión, secuestro, lesiones y coacción. Si se demuestran las acusaciones en su contra, serán dados de baja y hasta podrían ser encarcelados. La policía merece todo el respeto y consideración de parte de la sociedad, pero algunos de sus integrantes, que en realidad son peligrosísimos delincuentes con placa y uniforme, le hacen un daño terrible a esa institución. Por tipos así muchos ciudadanos han perdido el respeto a la policía. Esos malhechores deberían recibir el doble de condena”. Gary tiene razón. Me voy, cuídense.
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