Agustín Lozano
Agustín Lozano

Este Búho asiste con gran decepción al triste final de la crónica de una muerte anunciada de lo que es la eliminación de Perú en las Eliminatorias al Mundial de Fútbol 2026. En exactamente un año se estará disputando en Estados Unidos, Canadá y México el torneo de selecciones más importante del planeta y la Blanquirroja lo verá por televisión.

Siento pena especialmente por los millones de niños y adolescentes a quienes les rompieron la ilusión y que no verán a su selección en un Mundial. Lo vergonzoso para Perú es que en esta eliminatoria aumentaron los cupos para Sudamérica, pues son siete boletos, incluido el repechaje, para diez países. Es decir, solo se quedan fuera los tres peores del continente.

Y encima estamos eliminados a dos fechas del final, ni siquiera nos alcanzó para llegar con vida a la última fecha. Hoy hasta Venezuela y Bolivia nos superan y siguen peleando por clasificar. Tocamos fondo, estamos en el peor momento del fútbol peruano en la historia y no queda otro camino que refundarlo, con gente nueva, capaz, y con las manos limpias.

Pero en este nuevo fracaso hay responsables directos y hay que señalarlos. En primer lugar está Agustín Lozano, el oscuro presidente de la Federación Peruana, pues es la cabeza, el que se supone que debe guiar. Con Juan Carlos Oblitas se equivocó en elegir como técnico primero a Juan Reynoso y luego a Jorge Fossati, ambos tercos, que veían fantasmas en todos lados y paraban sus equipos olvidándose del ataque.

Por eso, el equipo apenas ha conseguido seis goles en 16 partidos. Ninguna otra selección tiene menos anotaciones. Está claro que nuestra delantera no es de las destacadas, pero se pudo plantear mejor los partidos. Jugar para ganar. Pero no, se eligió jugar a defender en partidos que se debían obtener los tres puntos, como cuando enfrentamos al peor Chile en Santiago y Reynoso de forma inexplicable puso a Andy Polo como lateral izquierdo y perdimos 2-0.

Pero qué se puede esperar de un personaje como Lozano, quien ha sido llamado ‘el Pedro Castillo del fútbol’, porque se ha encargado de destruir lo bueno que se hizo. El nefasto dirigente de Chongoyape no es el que necesita el Perú para refundar el fútbol. No puede serlo, si ha estado investigado por la Fiscalía debido a la reventa de entradas durante las Eliminatorias al Mundial Rusia 2018, si incluso fue detenido por presunta corrupción.

 Llegó a la presidencia de la Federación en 2018 de manera impensada y por la ventana, cuando Edwin Oviedo fue encarcelado por la acusación de dos asesinatos, de la que años después fue absuelto. La pantomima de Lozano para hacer creer que quería renovarle contrato a Gareca fue vergonzosa y lo pinta de cuerpo entero. Viajó a Buenos Aires anunciando que se reuniría con el argentino, pero estando allá no asistió a la cita y mandó en su lugar a dos ‘chupes’. Como si fuera poco, bajo la gestión de Lozano las divisiones menores de la selección están peor que nunca y dan pena a nivel internacional.

O sea que no nos hagamos ilusiones pensando que pronto saldrán los sucesores de Paolo Guerrero, ‘Foquita’ Farfán o Carlos Zambrano. Lozano, con su incapacidad, está hiriendo de muerte a nuestro fútbol y alguien debe detenerlo. Ahora está buscando técnico para la selección, pero esa tarea le queda demasiado grande, como ya hemos visto. Es la persona menos indicada para encargarse de esa responsabilidad.

Lo que debería hacer por decoro es dar un paso al costado para que entre alguien capaz y verdaderamente comprometido con el fútbol. Pero sabemos que no se irá. A este paso, tampoco iremos al Mundial 2030, que se disputará en América, Europa y África al conmemorarse el centenario de la primera Copa del Mundo, de 1930 en Uruguay, a la que Perú asistió. ¡Salvemos a nuestro fútbol! Apago el televisor.

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