Para este Búho, el mejor imán para ver una película es sobre todas las cosas saber quién la dirige. Le sigue en ese orden la calidad de los actores y, por supuesto, la trama. Por eso no dudé en ver uno de los primeros estrenos del año: ‘Priscilla’ (2023), basada en parte en el libro autobiográfico ‘Elvis y yo’ (1985) escrito por Priscilla Presley en colaboración con Sandra Harmon.
No podía perderme una curiosa biopic de la que fuera esposa y madre de la única hija del ‘Rey del rock’, el mítico Elvis . Y digo curiosa porque solo abarca el periodo desde que ella conoce al ídolo en 1959 hasta que se separan en 1973. Esta película es la más reciente incursión cinematográfica de la directora Sofia Coppola. Sus tres primeras películas son de culto: ‘Las vírgenes suicidas’ (1999), ‘Perdidos en Tokio’ (2003) y ‘María Antonieta: La reina adolescente’ (2006).
La Priscilla de Sofia y Cailee Spaeny, protagonista, dueña absoluta de la pelota, es víctima y heroína a la vez, una joven inocente de familia conservadora. La película arranca en una base militar en la Alemania de 1959 cuando ella tenía apenas 14 años y se fascina al conocer a Elvis, de 24 años, y un amigo la lleva a su casa.
Pero luego del inicio del cuento de hadas con el astro empieza a ser cada vez más controlada, dominada, manipulada, abandonada, engañada y encerrada por el Elvis y su entorno, su padrastro Mr. Stanley y su querida abuela Minnie Mae Presley en su fastuosa mansión de Graceland, como si fuera una cárcel de lujo y con un perrito como toda compañía.
Ya es conocido que el cine de Coppola siempre saca cara por la mujer o las mujeres a su manera. Cailee Spaeny (conocida por filmes como ‘La voz de la igualdad’, de Mimi Leder, y series como ‘Mare of Easttown’) realiza una actuación consagratoria, llena de matices y sutilezas en el papel de Priscilla Ann Beaulieu Wagner.
La bellísima escolar nacida el 24 de mayo de 1945 en Brooklyn, Nueva York. A temprana edad perdió a su padre, quien falleció en un accidente de aviación, y luego su madre, Anna Lillian Iversen, volvió a casarse con Paul Beaulieu, oficial de la Fuerza Aérea a quien destacaron a una base en Alemania.
Tres años más tarde, en 1959, la escolar conoció a Elvis, cuando el ‘Rey del rock’ era soldado del ejército estadounidense. A pesar de la diferencia de edad que resulta inadmisible –él de 24 y ella de 14– y de la oposición de los padres de Priscilla, ellos comenzaron una relación al poco tiempo de conocerse.
Debido al noviazgo con el cantante, en 1963 la jovencita se mudó con su familia a Memphis, para que pudiera estar cerca de la estrella de rock, mientras ella asistía a la escuela. Años más tarde, Priscilla se mudó con Elvis a su emblemática casa, Graceland, en Memphis, con la promesa de casarse.
Sin embargo años después, ante la presión de la prensa y de los fanáticos religiosos, al saber que la pareja vivía en unión fuera del matrimonio, optaron por el matrimonio. Y meses más tarde nació su hija Lisa Marie Presley, en 1968. En 1973, la pareja acordó el divorcio por 725 mil dólares aparte de otras propiedades inmobilarias para Priscilla en una separación complicada.
Debió amarlo mucho porque en su libro le dedicó unas palabras finales. En ‘Elvis y yo’ la autora demuestra el amor que le profesó a su primer hombre y seguro el más grande y ponzoñoso amor, como cantaba Marc Almond de Soft Cell (1981). Ella describe sus emociones al momento justo de enterarse del deceso, la sensación de angustia y de miedo al futuro inmediato. ‘De hecho, me quería morir’, escribe, ‘aunque estábamos divorciados, Elvis todavía era una parte esencial de mi vida.
En el transcurso de los últimos años nos habíamos convertido en buenos amigos, admitiendo los errores que habíamos cometido en el pasado y comenzado a reír de nuestras limitaciones. No podía enfrentarme a la realidad de que nunca más lo vería con vida. Dependía de él tanto como él dependía de mí’.
En Graceland, esa niña mujer se empodera, saca las garras y sufre, mientras Elvis no solo se hunde en los brazos de la bomba sexi y actriz Ann-Margret, sino, peor aún, se vuelve dependiente de los destructivos fármacos.
¿Qué podemos decir de Elvis (Jacob Elordi)? Cumplidor. Al cantante solo se le ve en una actuación en la tele. Los millonarios derechos de autor, que le llaman, no permitieron que se oiga su música, pero la post moderna directora prefirió hacer una telaraña con un soundtrack alucinante, con artistas como Ramones tocando una balada, Frankie Avalon, The Righteous ‘Ghost’ Brothers, The Little Dipper, Spectrum, The Orlons, Brenda Lee, entre otros bravos.
La única hija de ambos, Lisa Marie Presley, leyó el guion de Coppola y lo rechazó de plano. ‘Ese libro muestra a mi padre como un depredador y él no era así’, señaló en su momento. Seguramente iba a pelear en los tribunales para impedir su filmación o su estreno, pero murió poco antes, a los 54 años. El público ahora podrá dar su propio veredicto. Pese a todo, nadie podrá negar la calidad de ídolo del ‘Rey del rock’. Apago el televisor.
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