Este Búho recibe correos de jóvenes lectores impresionados por el larguísimo desenlace judicial que significó la lectura de la prisión de preventiva de 30 meses para la empresaria Sada Goray, el periodista Mauricio Fernandini, Pedro Arroyo y Roger Gavidia, implicados en el escándalo de las millonarias coimas pagadas por la inmobiliaria Marka Group a Pedro Castillo, por intermedio de Salatiel Marrufo y Geiner Alvarado, quien fue ministro de Vivienda y actualmente preso.
Primero tengo que decir que no le deseo la cárcel a nadie porque es el infierno. Pero no me dejo impresionar por mujeres como Goray, quien pretendió sortear la prisión invocando que tenía que ‘cuidar a su mamá y a sus hijos’ cuando nunca le importó el llanto de centenares de familias que perdieron los ahorros de su vida estafadas por su empresa inmobiliaria en el norte, con el cuento de la ‘casa propia’.
Coincido con los que sostienen que salvo Goday, los otros tres no son los verdaderos ‘peces gordos’ en esta banda criminal, y que varios de estos escualos de las finanzas implicados ya huyeron a otras aguas extraterritoriales.
Esta olla putrefacta de corrupción se pudo destapar cuando la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, hizo lo que se negó a hacer Zoraida Ávalos: investigar los actos ilícitos del presidente Pedro Castillo y de su gobierno. Benavides apoyó al Equipo Especial de Fiscales contra la corrupción en el poder, que jefatura Marita Barreto.
Una astuta araña con enigmático nombre de fémina de catálogo
Ella ordenó la detención de Salatiel Marrufo en octubre del 2022, por integrar el tristemente célebre ‘Gabinete en la sombra’ y por ‘lavado de activos y organización criminal’. Por fin salió a la luz una conspiración que involucró al mismísimo presidente, Alvarado y al propio Marrufo, quien reconoció que todo fue organizado por alguien que los sedujo con sus millones sucios, una astuta araña con enigmático nombre de fémina de catálogo: Sada Goray.
Esta tejió su red ilícita convocando a su ‘pinky’ y compinche en sus negocios, la abogada Pilar Tijero. Esta contactó a su primo hermano Mauricio Fernandini y ellos planificaron y ejecutaron el plan para conectarse con el nuevo gobierno del ‘profesor’.
Fernandini contactó con el ministro Geiner Alvarado y este con Salatiel Marrufo, el hombre que hacía el ‘trabajo sucio’ de las coimas con que Alvarado pagaba mensualmente a Castillo para que lo mantenga como ministro.
Se reunieron con Marrufo en Chiclayo y en intimidad cómplice en la casa de Fernandini, quien dijo que la ‘alquiló’ a Goray por seis meses por 60 mil soles. Al departamento llegaron en partes cinco millones de soles para que sean entregados a Marrufo y este a su vez para que se los haga llegar a Castillo y Alvarado, con el fin de que removieran de los puestos claves en el Fondo MiVivienda a funcionarios probos para que ingresen ‘títeres’ de Sada, como Pedro Arroyo en calidad de presidente, Luis Mesones Odar (hoy prófugo), exesposo de Goray, como asesor de la presidencia y Roger Gavidia.
Según la Fiscalía, estos ‘topos’ de la empresaria facilitaron la financiación de ocho proyectos inmobiliarios de Marka Group por la suma de 148.2 millones de soles. Goray no se contentó con capturar solo MiVivienda, colocó a personal de su confianza en la Superintendencia de Bienes Nacionales (SBN), Cofopri y Sedapal, completando una triangulación perfecta para apoderarse de terrenos del Estado, como sucedió en Chilca, y para dotar de sus proyectos de servicios básicos de agua potable y desagüe.
Los 5.4 millones y la casa sanisidrina de tres millones de dólares entregada a Marrufo resultaban una bicoca con las ganancias que se embolsó Marka Group. Sada se benefició al inicio de la investigación presentándose como ‘víctima de extorsión’ de Castillo, Marrufo y Alvarado.
Aseguró que ‘la obligaron’ a pagar los cinco millones ‘amenazándola con hundir su empresa’. Histriónicamente lloró en televisión. Lo hizo porque sabía que ya Marrufo se había acogido a la ‘colaboración eficaz’ e iba a delatarla. Como el testimonio de Goray servía junto con el de Salatiel para llegar a la cabeza principal de la organización criminal, que era el mandatario Castillo, se le dio la condición de ‘colaboradora eficaz’ permitiéndole vivir en Estados Unidos.
Pero ella cantó ‘Usted abusó’ de Celia Cruz y mintió a la Fiscalía al no contar cómo terminó capturando las instituciones ‘claves’ del Ministerio de Vivienda para su millonario beneficio. Hoy está tras las rejas. También un periodista termina en el banquillo acusado de corrupción. El tema es si vale la pena tirar por la borda lo más valioso y lo más difícil de conseguir en un periodista: la credibilidad, buena imagen y sobre todo el respeto de la opinión pública.
¿Valió la pena arriesgar todo eso por un ‘bono de éxito’? Que la dolorosa ignominia y calvario de una otrora figura de Radio Programas del Perú sirva para que algo quede claro: ‘No se ingresa al periodismo para vivir como millonario’. Se aspira a vivir dignamente, buscar la verdad y, si te toca, denunciar las corruptelas a todo nivel que tanto daño le hacen a nuestro país. Apago el televisor.