Este Búho considera que Freddie Mercury debe estar revolviéndose en su tumba porque la principal heredera de sus propiedades entregó mil 500 prendas de su colección personal para que las vendan en una casa de subastas. El vocalista y líder del legendario grupo Queen, fallecido por el terrible sida en 1991, estaba en fase terminal de la enfermedad cuando sus compañeros del grupo y los de la Organización Mundial de la Salud le solicitaron que diera un mensaje público alertando sobre los peligros de una enfermedad todavía poco conocida, pero se negó a revelar que sufría ese mal y dar ese mensaje sobre el uso del condón tan necesario para el mundo, como sí lo hizo valientemente el famoso actor Rock Hudson.
A la hora de dejar sus propiedades, favoreció a la que siempre llamó ‘su esposa’ pese que tenía otros amantes varones, su novia e íntima amiga Mary Austin. A ella le cedió la mitad de su dinero, algo más de nueve millones de euros, su lujosa casa de Garden Lodge, valorizada en 22.5 millones y lo más preciado para él: los más de mil 500 objetos que usó a lo largo de su extraordinaria carrera, tanto en el escenario como en la intimidad.
Pensó que si se los dejaba a sus padres o a su hermana Kashmira, ellos podrían sucumbir a los jugosos ofrecimientos de las casa de subastas y los venderían. A ellos les dejó la otra mitad de su dinero. A su último amante, Jim Hutton, le dejó 560 mil euros, la misma cantidad que a su asistente personal Peter Freestone y su cocinero Joe Fanelli.
Su más preciada colección prefirió dejársela, junto a los derechos de sus canciones, a la devota Austin que, aunque casada con Piers Cameron y madre de dos hijos, nunca lo abandonó y lo acompañó hasta su muerte. Tan poco afecto tenía a sus admiradores que no quiso que supieran dónde iban a estar esparcidas sus cenizas.
Esa tarea también se la encomendó a Mary Austin. Han pasado 32 años y todo el mundo se sorprende con la decisión de la ‘viuda’ del cantante de ‘Play the game’, de ceder la invaluable colección a una casa de subastas. Este columnista piensa que no lo hizo por dinero. De los 32 millones de discos vendidos por Queen en Estados Unidos, la mitad de ellos fueron expendidos después de la muerte del cantante.
Como ella posee los derechos de autor de casi todas las canciones del grupo, su fortuna se traduce en millones de euros por año. Entonces ¿qué la llevaría a subastar las prendas más preciadas del amor de su vida? Pienso que un hermoso y genuino sentimiento de reciprocidad. Austin no es individualista como lo era Mercury y seguramente no habría estado de acuerdo en cómo manejó el cantante lo concerniente a su muerte, prohibiéndole revelar a sus fanáticos dónde esparciría sus cenizas o enterraría su cadáver.
Hasta ahora nadie lo sabe. Mary puede haber calculado generosamente: para cuando yo muera, ya los auténticos fans de Freddie también estarán muertos o muy ancianos como para pujar en una subasta. Qué mejor que ahora tengan la oportunidad de llevarse a casa algún objeto valioso de su ídolo en vez de que terminen en la caja de seguridad de un banco.
“Durante muchos años he tenido la alegría y el privilegio de vivir rodeada de todas las cosas maravillosas que Freddie buscaba y tanto amaba. Pero los años han pasado y ha llegado el momento de que tome la difícil decisión de cerrar este capítulo tan especial de mi vida”, dijo Mary, de 73 años, en un comunicado de prensa.
Entre los mil 500 objetos hay borradores nunca antes vistos de la letra de ‘We are the champions’, escritos a mano, una de las canciones emblemáticas del grupo. También unas gafas rosas con forma de estrella similares a las que Mercury llevaba en el video musical de su éxito de 1977 ‘We will rock you’.
Quién era Mary Austin
Pero ¿quién era Mary Austin? Una guapa vendedora de la más exclusiva boutique londinense donde Mercury y Brian May (guitarrista de la banda) eran clientes. Vivieron juntos seis años (1970-76), pero se separaron cuando Freddie le confesó que era gay. Ella revelaría que desde dos años antes el músico se comportaba algo extraño.
‘Sabía que no estaba siendo sincero consigo mismo’, confesó. Cuando se volvió famoso y millonario, el astro le regaló una casa cerca a su mansión y la contrató como su asistente personal. Pese a tener amantes -con Hutton conviviría sus últimos seis años-, siempre llamaba a Mary ‘mi esposa’. “Para mí vivir con ella fue como un matrimonio. Mis amantes no podrían reemplazar a Mary. Es imposible”, declaró el creador de ‘Bohemian Rhapsody’. Apago el televisor.
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