Este Búho observa el revuelo que provocó la confirmación de que Luis Miguel incluyó a Lima en su gira para febrero del 2024. Pero esa no era la verdadera ‘bomba’, sino el runrún que sostenía que el que cantaba en Buenos Aires ¡era un doble!, no el mexicano. Recordé cuando estudiaba en San Marcos y escuchaba las delirantes peroratas de los ‘ultras’ que reclamaban sangre por todos lados y siempre se me venía a la mente la frase: ‘la estupidez es parte de la condición humana’.
Lo mismo pienso ahora cuando ingreso a los terrenos minados del Twitter y las redes sociales ante algunas publicaciones de tanto loquito que volvieron tendencia el cuentazo de que el azteca no cantó ante 16 mil fanáticos en el Movistar Arena de Buenos Aires en el primer concierto de su gira, sino fue un ‘doble’ o su ‘clon’.
Este columnista vio por YouTube el primer concierto de los diez que dará en Argentina. Conciertazo. Hay una impresionante diferencia física del astro que llegó en el 2019 en su última gira. Ese estaba hinchado de cara, grueso por el abuso de alcohol.
En tres años una persona puede dar un cambio físico radical. El nuevo Luis Miguel ha perdido veinte kilos y sobre todo se confiesa muy enamorado de su novia española, Paloma Cuevas, que le ha dado paz interior. Pero sobre todo, los fanáticos se resisten a creer que ‘El Sol’ ya tiene 53 años y no es el divo adolescente ni juvenil. Ya no le crece su clásico pelo con el que jugaba en el escenario.
De los cincuenta para arriba ya no hay retorno a la juventud a menos que se someta a un montón de cirugías y termine como Jimmy Santi. El show fue impecable, porque el astro conserva lo mejor de él, su voz. Solo alguien que nunca ha ido a un concierto o que tiene una tremenda ‘mala leche’ puede afirmar que el show de Luis Miguel lo cantó un doble y se hizo fonomímica.
El problema con los cantantes románticos como Luis Miguel,
Recuerden cómo era el astro juvenil Elvis Presley en los cincuenta y cómo terminó a mediados de los setenta en sus últimos conciertos en Las Vegas, con la cara hinchada y obeso por el alcohol y la adicción a pastillas. Ni qué decir de Frank Sinatra, que como el vino añejo seguía arriba del escenario con su vaso de whisky, como un abuelo seductor.
El problema con los cantantes románticos como Luis Miguel, idolatrados también por su atractivo físico, es que sus fans enamoradas no les permiten envejecer y se resisten a aceptar que ya tienen lógicas arrugas en el rostro, cuello o falta de cabello y al toque dicen ¡ese no es él! En cambio, a la fanaticada rockera no le importa el ocaso físico de sus ídolos, pues con más arrugas que una momia egipcia, Mick Jagger sigue seduciendo veinteañeras y llenando estadios.
También tiene que ver que Luismi, gracias a Netflix y ‘Luis Miguel: la serie’, se ha visto bendecido por un tsunami de nuevas fans. Chibolas que no nacían cuando era un ídolo infantil y que querrían ver al protagonista joven de la serie, Diego Bonetta.
En la misma, asistimos a su increíble y terrible historia familiar. Cómo su padre Luisito Rey, un cantante gallego que solo logró un tema conocido en su carrera, ‘Frente a una copa de vino’, comienza a ver a su hijo como una ‘mina de oro’ al comprobar que los parroquianos del cabaret donde cantaba aplaudían más al niño que al padre.
Se destaca de esta época su interpretación de ‘La malagueña’. Rey y su esposa italiana Marcela Basteri se habían afincado en Puerto Rico, donde nació el astro, pero al darse cuenta de que en la isla privilegiaban la salsa, decidió mudarse a México. Luisito mueve cielo y tierra para lograr que su hijo, quien tenía una voz portentosa, tuviera una audición para grabar un disco o salir en la televisión. Lo sacó del colegio y lo hacía trasnochar siendo solo un niño, algo que motivaba fuertes discusiones con su esposa.
Pero la providencia le vino del cielo, al ser invitado a cantar en la boda de la hija del presidente de México, López Portillo. Ahí deslumbró al auditorio, donde se encontraban tres altos ejecutivos del sello EMI, quienes lo contrataron para que grabara su primer disco. Simultáneamente lo invitaron a un sintonizado programa de TV. El padre estaba eufórico y facturaba las ganancias del vástago prodigio en los cabarets.
La madre estaba furiosa y Luisito y el mánager deciden mantenerla alejada de su hijo. Luis Miguel descubre que su padre se queda con sus ganancias, le dice que está quebrado, pero tiene cuentas jugosas en el extranjero. Aparece Mariana Yazbek, una artista que será su primer gran amor. Ella sale en el video de su exitoso disco ‘Cuando calienta el sol’.
Luismi aleja a su padre de sus negocios y este crea una disquera. Para congraciarse con su hijo, el papá le anuncia que emprenderá un viaje a España con su madre, pero regresa solo, argumentando que Marcela prefirió viajar a Italia con su familia.
Esta es su época más oscura. Trata de encontrar a su madre, sin resultados, mientras su padre quiebra la compañía. Está desesperado. Contrata a un investigador privado, quien deduce que su padre habría acabado con la vida de su madre. El cadáver estaría sepultado en una casa y para desenterrarlo deben comprar la vivienda. Como vemos, hay mucho de misterio en la vida del divo. Apago el televisor.