Este Búho es desconfiado y no cree que los escandalosos ‘yerros’ de algunos fiscales, cuando se trata de liberar a narcos o peligrosísimos delincuentes, sea fruto de la impericia o casualidad. Es inadmisble que digan ‘se me chispoteó’, como ‘El Chavo’. Por eso hizo bien el Ministerio Público en sacar de sus funciones a María del Socorro Abad, la fiscal de Lima Norte que dio libertad a los dos sanguinarios cómplices venezolanos del ‘Maldito Cris’, quienes junto al abatido delincuente abrieron fuego e hirieron a cuatro policías, fueron detenidos en flagrancia y las pruebas de absorción atómica dieron positivo por disparar contra los agentes del orden.
Se sabe por denuncias acumuladas por los órganos de control interno y contra la corrupción del propio Ministerio Público que hay algunas fiscalías que funcionan como verdaderas ‘coladeras’, después que la Policía tras investigaciones o enfrentamientos donde arriesgan la vida entregan a los facinerosos al Ministerio Público e inexplicablemente los dejan libres o con ‘comparecencia restringida’ y estos terminan haciéndose humo.
Y lo peor es que muchos vuelven a las calles a delinquir y hasta matan personas, como fue el caso de ‘Maldito Cris’, al que capturaron en flagrancia con 16 celulares robados y la fiscal que firmó su liberación renunció al cargo a los pocos días. Esa lacra era como un perro rabioso que a las semanas mató a un policía y a un sereno de Surco. ¿Podrá dormir tranquila la fiscal que lo liberó con esas muertes en su mochila?
Pero el caso de la fiscal recientemente destituida es mostruosamente escándaloso. No solo porque involucraba al delincuente más buscado del país y por el que la Policía había desplegado un gigantesco operativo donde intervino personal de la SUAT, personal de la División de Investigación de Secuestros y la Drección Nacional de Investigación Criminal.
Fue un trabajo en el que participaron más de 100 efectivos con la coordinación del alto mando de la PNP. No solo se trataba de ‘Cris’, sino también de capturar a miembros de la banda ‘El Tren de Aragua’, presuntamente autores de un abanico de delitos como ‘trata de blancas’, venta de drogas, secuestros, extorsiones y sicariato.
La Policía utilizó la tecnología más sofisticada en Criminalística para rastrear al fugitivo y, a la vez, técnicas clásicas como el ‘camuflaje’ de sus efectivos para lograr la captura. El operativo fue un éxito. Si bien el objetivo era capturarlo para que ‘cante’ y delate a más miembros de la organización, el hampón terminó muerto.
Pero cayeron dos cómplices que iban a ser de mucha utilidad en la desarticulación de las feroces bandas llaneras. Sin embargo, esas expectativas las tiró abajo la cuestionable participación de la fiscal María del Socorro Abad. Pese a que la Policía los atrapó, les hizo pruebas de absorción atómica que resultaron positivas, que la captura había sido grabada y transmitida por televisión, la fiscal demostró una sospechosa desidia y no respondía a los pedidos de la Policía para que se acelere la prisión de los detenidos antes de las 48 horas, de acuerdo a ley.
Fiscal pretendió culpar a los policías
La fiscal actuó como si se tratara de dos raterillos de carteras y no de los integrantes de una peligrosa organización criminal. ‘Trabajó’ como si tuviera una semana y no 48 horas, y ponía trabas a la autoridad policial. Incluso, pretendió culpar a los policías de ser responsables al no enviar los documentos a tiempo.
Pero el general Óscar Arriola le puso el parche con las pruebas que remitieron. ‘Nosotros tenemos todos los elementos que demuestran estas comunicaciones con el Ministerio Público. Hemos cumplido con enviar toda la documentación de manera virtual en los plazos vigentes (antes de las 48 horas). Nosotros hacemos nuestro trabajo y el Ministerio Publico informará los motivos de sus decisiones’. La fiscal en los chats presentados por la PNP demostró una total falta de empatía para establecer un trabajo conjunto, parecía no tener conciencia del caso que tenía entre manos, al que debía tratar con la mayor predisposición y permeabilidad porque todo el país estaba al tanto.
Increíblemente les dio la libertad creyendo que nadie le iba a reclamar por su accionar. No solo la botaron, sino que será investigada porque resulta demasiado extraño su proceder, por decir lo menos, con las consecuencias de que dos peligrosos delincuentes están sueltos en plaza. Apago el televisor.