Para este Búho hay casualidades que parece que no lo son. Como la muerte del escritor maldito, el padre del llamado ‘realismo sucio’, , un 9 de marzo de 1994. Vivió una desigual guerra contra las radicales feministas de su país. Se burlaba de ellas, pero murió veinticuatro horas después del ‘Día de la mujer’. Para las feministas, que el autor mujeriego de ‘Escritos de un viejo indecente’ haya ‘estirado la pata’ en esa fecha fue el mejor regalo que pudieron recibir un día después de su festividad. A medida que el norteamericano, nacido en Alemania en 1920, se hacía más célebre no solo en sino en Europa, empezando por España, donde a mediados de los ochenta la editorial Anagrama empezó a publicar traducidas todas sus novelas y relatos, las feministas empezaron a advertir que las aventuras -o desventuras- de Bukowski que discurrían por borbotones en sus libros de manera descarnada o hilarante, no tenían nada graciosas, sino escondían a un viejo machista, un misógino de aquellos.

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Al novelista le hacían mucha gracia los ataques, pero no dudaba en responderles: ‘¿A dónde vas, nene?, te gritan. ¡Me voy a la mierda, nena! Piensan que soy misógino, pero no es verdad. Es pura boca. Escuchan que Bukowski es un cerdo macho chauvinista, pero no comprueban la fuente. Seguro a veces pinto una mala imagen de las mujeres en mis cuentos, pero con los hombres hago lo mismo. Incluso yo salgo mal parado muchas veces. Si realmente pienso que algo es malo, digo que es malo, sea hombre, mujer, niño o perro. Las mujeres son tan quisquillosas, piensan que me las agarro con ellas. Ese es su problema’.

Las historias de su ‘alter ego’ Henry Chinaski se vendían como pan caliente retratándolo como un desecho del llamado ‘sueño americano’, un alcohólico, perdedor por goleada con las mujeres, con solo unos dólares para apostar a los caballos, tomar cerveza y escribir borracho en la madrugada. Para al día siguiente volver a emborracharse y así corregir lo que escribió borracho. Pero en la vida real, ‘Hank’, como lo llamaban sus amigos, ya tenía una privilegiada posición económica, vivía en una bucólica casa frente al mar en San Pedro, , y estaba casado con una bella y muy joven mujer, Linda Lee, dueña de un restaurante de comida naturista. El poeta ingresaba en limusina a los estudios de Hollywood donde escribió el guion para su amigo, el actor Mickey Rourke, quien lo interpretó en la película sobre su vida, ‘Barfly’ (1987).

¿Qué hacía Charles Bukowski cuando no tenía dinero?

Allí contaba, mientras tomaba champagne de dos mil dólares la botella, que en sus tiempos ‘misios’ no tenía para pagarse un trago y rondaba los bares de la ciudad como una mosca a un plato de comida, esperando acercarse a un borracho que aceptara su conversación para sentarse a beber gratis. Hay muchos escritores en el jirón Quilca de Lima que han sido o son grandes ‘Barfly’, pero el más legendario es el reconocido poeta Domingo de Ramos. Los cultores del ‘realismo sucio’ norteamericano no eran como sus personajes. Seres anodinos, borrachines, sin lustre, ni destino, ni perro que les ladre. Raymond Carver era un gran alcohólico con esposa y un gran amigo editor. Richard Ford era un chico con título universitario enamorado de su esposa. Sam Shepard era tan guapo que también fue actor de cine y se casó con la deslumbrante actriz Jessica Lange. El único verdaderamente sucio era Bukowski.

Libros recomendados por “Leer para vivir”
La periodista Clara Elvira Ospina recomienda desde el espacio transmitido por América Noticias “Leer para vivir”, dos libros para los amantes de la lectura. "Niña, mujer, otras" de Bernardine Evaristo y “Historia viva. Memorias” de Hillary Rodham Clinton. ¡Anímate a ingresar al mundo de la literatura! Fuente: [América TV]

No le gustaba sentirse un ‘escritor buenito’ o políticamente correcto. “No me gusta sentirme bien porque soy bueno. ¿Pero malo? Sí. Me da otra dimensión. Me gusta ser atacado. ‘¡es desagradable!’. Eso me hace reír, me gusta. ‘¡Es un escritor desastroso!’. Sonrío más. Me alimento de eso. Pero cuando un tipo me dice que dan un texto mío como material de lectura en una universidad, me quedo boquiabierto. No sé, me aterra ser demasiado aceptado. Siento que hice algo mal”. ¿La prensa? “Disfruto las cosas malas que se dicen sobre mí. Aumenta la venta de libros y me hace sentir malvado”.

Otra de sus fobias era con los psiquiatras, seguramente porque fue sometido a distintos tratamientos en sus etapas infantiles y juveniles. Odiaba a los psiquiatras. Todo es asquerosamente mundano. El tipo está ahí para quedarse con tu culo, no para curarte. Quiere tu dinero. Cuando suena el timbre, que entre el siguiente loco. Ahora, el loco sensible se va a dar cuenta de que cuando el timbre suena, significa que lo cagaron. No hay límites de tiempo para curar la locura, y no hay cuentas para eso, tampoco. Muchos de los psiquiatras que yo he visto parecen estar al límite ellos mismos. Pero están demasiado cómodos. Creo que el paciente quiere ver un poco de locura, no demasiado. Ah, los psiquiatras son totalmente inútiles”. A 29 años de su fallecimiento por una leucemia, todavía jóvenes inconformes, universitarios, callejeros ingresan extasiados al planeta Bukowski. ‘El viejo indecente’ seguro estará satisfecho brindando con San Pedro. Apago el televisor.

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