Este Búho se inició en el periodismo cubriendo policiales de madrugada. Por eso coleccionaba y guardaba en mis archivos de la televisión series como ‘Detectives médicos’, pues ahí se demostraba cómo la ciencia forense puede ayudar a resolver los más terribles crímenes. Lo que no ha necesitado de la ciencia forense es el espeluznante asesinato de un cirujano plástico colombiano en Tailandia, pues un joven chef y youtuber español ha confesado ser el asesino y acaba de ser condenado a cadena perpetua. La historia es digna de una película de Hollywood.
Daniel Sancho Bronchalo, de 29 años, hijo de un conocido actor español, llegó a Tailandia a fines de julio para vacacionar en Koh Pha Ngan, una isla paradisíaca por sus playas de arena blanca, la cual atrae a turistas que buscan ‘noches salvajes’.
La víctima es el médico Edwin Arrieta, de 44 años. Ambos se conocían desde hace un año por redes y todo hace suponer que sostenían un romance clandestino y acordaron verse nada menos que en la lejana Tailandia. En las últimas imágenes del cirujano con vida se le ve junto al español en una moto, días antes de que se descubrieran los restos.
La Policía que investiga el caso dijo que Sancho confesó haber matado a Arrieta en una discusión por ‘sexo y dinero’, después de disfrutar de las alucinantes fiestas llenas de lujuria y desenfreno. Para eludir su responsabilidad en el macabro crimen dijo que el médico lo presionó para que se acostaran y, como él se negó, lo empujó, cayó y se golpeó la cabeza con la bañera.
Asustado, según su relato, lo descuartizó en catorce pedazos antes de arrojarlos al mar desde la playa donde paseaba en kayac y en otros lugares de la isla. Varias partes del cuerpo, incluidos los intestinos, caderas y muslos, fueron encontrados por los lugareños en basurales, mientras que buzos de la Policía hallaron la cabeza y manos en el fondo del mar.
‘El estaba obsesionado conmigo, amenazaba a mi familia, me hizo romper con mi novia’, dijo el criminal en una entrevista.
Por alguna o varias razones, este caso me hizo recordar el del famoso diseñador italiano Gianni Versace, quien fuera asesinado en Miami. Cuando estuve en esa ciudad por un partido de la selección conocí a una chica en el avión que me propuso irnos a conocer la mansión del artista de la que todos hablaban.Es una antigua residencia conocida como Casa Casuarina, ubicada en South Beach, en la primera línea de la playa.
“No hay un lugar más icónico que Casa Casuarina”, se leía en los buses que hacían recorridos turísticos por las zonas más chics de South Beach, pero nosotros como buenos sudamericanos nos fuimos a pie recorriendo la mítica avenida Collins frente al mar, mirando unos estratosféricos cruceros que iban más rápido que una bicicleta.
El diseñador italiano fue asesinado de dos balazos en la cabeza el 15 de julio de 1997 en los escalones de la entrada de la mansión tras desayunar en un cercano restaurante, donde compraba todas las mañanas el diario Corriere della Sera y revistas francesas.
El asesino en serie Andrew Cunanan, un hombre que se prostituía con clientes gays ricos y fue acusado de otros dos asesinatos, se suicidó nueve días después en una casa flotante anclada a unos dos kilómetros al sur de la mansión de Versace, tras una intensa búsqueda de las autoridades estadounidenses.
La lujosa villa de aire barroco se había convertido en parada obligada de todo el que quiere conocer los lugares más emblemáticos de Miami Beach. El complejo, de unos 6 mil 100 metros cuadrados, disponía de diez habitaciones, once baños, una piscina de mosaicos con incrustaciones en oro, un observatorio astronómico, un jardín barroco con esculturas y techos recubiertos con frescos mitológicos. Muerto Versace y subastada la mansión, sigue siendo un imán para los turistas ávidos de historias sórdidas. Apago el televisor.
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