
Este Búho se siente impotente por la cruel muerte del niño Antuan Salvador, de solo seis años, a manos de malditos extorsionadores en moto. El último viernes dispararon a la combi en que viajaba con su hermanito y su mamá, en Independencia. La familia se dirigía a unos juegos para divertirse junto a su abuelita, pero todo terminó en tragedia. Este columnista es papá y no puedo ni imaginar el profundo dolor que están sintiendo los padres, sobre todo la mamá, que había caído en una crisis nerviosa y no paraba de llorar.
Aunque a estas alturas, con tantos crímenes, la frase parezca bastante manoseada, el asesinato de Antuan Salvador debería marcar un antes y un después en la lucha contra las organizaciones criminales. Noto que las autoridades y la población en general no han reaccionado con el nivel de indignación que se debería ante esta monstruosidad. Parece que estamos normalizando situaciones bestiales y eso sí es muy peligroso. No podemos acostumbrarnos a algo así. No podemos ser indolentes ante todo lo que está ocurriendo en el país.
Hace unos días las organizaciones criminales en Pataz secuestraron y ejecutaron a trece mineros y salieron varios congresistas a condenar la masacre. Pero me pregunto de qué se lamentan si ellos mismos son responsables de lo que está ocurriendo, pues aprueban leyes a favor de la minería ilegal. De forma mañosa argumentan que amplían el Reinfo porque están a favor de los mineros informales y artesanales. Meten en un mismo saco a trabajadores esforzados y humildes con delincuentes aliados con sanguinarias organizaciones criminales que asesinan, secuestran y torturan a hombres y mujeres para hacerse del control de los socavones del oro.
La minería ilegal del oro es la principal actividad ilícita en el país, pues al ritmo que está operando, entre otros motivos gracias al Reinfo, se calcula que solo este año moverá más de doce mil millones de dólares, y amenaza expandirse a Piura y otras regiones. Con tanto dinero compran policías, jueces, fiscales, congresistas y otras autoridades corruptas del más alto nivel para que los dejen seguir con su sangriento negocio. Y con toda seguridad financiarán con su dinero manchado de sangre a candidatos en las elecciones del próximo año.
Es preocupante y da lástima que el presidente del Congreso, Eduardo Salhuana, de las filas de Alianza Para el Progreso, el partido del inefable César ‘Plata como cancha’ Acuña, sea señalado de forma reiterada por sus vínculos con la minería ilegal. La legisladora Gladys Echaíz no tuvo dudas hace días en afirmar, tras el asesinato de los trece mineros, que Salhuana ‘es el asesor de todos los mineros ilegales’.
Y así hay otros de ese partido con vínculos con la destructiva minería ilegal que devasta también la Amazonía, como el actual ministro de Transportes y Comunicaciones, el oscuro César Sandoval. Así que ahora no vengan a rasgarse las vestiduras con lo que estamos pasando, pues las mismas autoridades son parte del problema.
El ‘boom’ del flagelo de las extorsiones en todo el país se agudizó tras la llegada al poder del golpista y ladrón Pedro Castillo junto a toda la recua de ignorantes, radicales y rateros hambrientos que lo acompañaban. Claro que las extorsiones vienen de años atrás, pero ante el inútil y corrupto gobierno del chotano las organizaciones criminales quedaron con la cancha libre para multiplicar sus actividades de forma exponencial y ahora estamos pagando las consecuencias.
El gobierno de Dina Boluarte, quien llegó al poder con Castillo, de quien fue vicepresidenta y ministra, va por el mismo camino, pues también brilla por su incompetencia. Parece que solo buscan ocupar Palacio para enriquecerse, hacer viajecitos pagados, vivir con los lujos de los ricos que tanto criticaban y exprimir al Estado hasta la última gota. Mientras tanto, el país se desangra.
La Policía tiene la obligación de capturar a los criminales que mataron al pequeño Antuan Salvador para que reciban la pena máxima. Si las autoridades no paran esta escalada de violencia, lo próximo en ocurrir será que los delincuentes comenzarán a quemar buses con pasajeros en su interior, como ocurría en El Salvador antes de la llegada de Bukele. Estamos advertidos. Apago el televisor.
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