Este Búho habrá nacido de noche, pero no anoche. Por eso no creo que sea casualidad que ahora que el se encuentra acorralado por acusaciones fiscales junto a su familia, hayan otorgado la libertad a por cumplimiento de condena por redención’.

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Justo cuando el premier eclamaba que vengan los ronderos a ‘tomar Lima’, un organismo como el INPE, que depende del Ministerio de Justicia, de Félix Chero, libera al líder de las violentistas hordas etnocaceristas. Algo que resulta muy extraño, por decir lo menos.

Sabíamos que un Castillo que está actuando como una fiera herida era peligroso, pero no nos imaginamos que llegaría a tanto, pues su propio premier había declarado, tiempo atrás, que no lo iban a liberar.

Antauro Humala

Hay que recordar que durante la segunda vuelta electoral, Castillo tuvo como su ‘guardia pretoriana’ a un grupo de selectos etnocaceristas que parecían sacados del filme ‘Soldado universal’ de Van Damme y no entraban en contemplaciones ni con los periodistas.

SIN RESPETO POR LOS POLICÍAS ASESINADOS EN EL ANDAHUAYLAZO

Con la salida de su líder, ¿volverán a tomar las calles? No hay que ser pitoniso para darse cuenta de que la estrategia del Gobierno consiste en sacar los reflectores de la corrupción de Pedro y su familia de Palacio y colocarlos tras el díscolo Antauro, que salió como ‘mono con metralleta’, sin ningún tipo de arrepentimiento y sin ningún respeto por los deudos de los policías asesinados en el ‘Andahuaylazo’.

Como no podía ser de otra manera, Vladimir Cerrón aplaudió la excarcelación que repudia todo el país: “Saludamos la liberación de Antauro Humala después de una prisión prolongada, sentencia injusta que nunca debió tener esa naturaleza”.

Lo que no me explico es cuándo Antauro trabajó ¡3667 días! como se dictaminó para liberarlo. Este columnista de hace años advirtió que cómodamente instalado en su celda Antauro Humala se dedicaba a fumar marihuana y planificar y ordenar a sus hordas etnocaceristas infiltrarse en cualquier conflicto social que surgiera en Lima o provincias.

En los tiempos en que su hermano Ollanta era presidente hacía lo que le daba la gana: se fumaba sus ‘tronchitos’ frente al periodista que iba a entrevistarlo, hacía ingresar a la celda a sus novias a cualquier hora del día o la noche; se salía de la clínica ‘para festejar el Año Nuevo’ o darse alguna escapadita a la calle ‘para estirar las piernas’.

SIEMPRE HIZO DE LAS SUYAS EN PRISIÓN

Lo real es que el condenado por asesinar policías siempre hizo de las suyas en prisión, menos trabajar. En junio del 2019, sin que nadie lo controlara, habló por teléfono por ¡40 minutos! con los asistentes al evento donde se fundó su nueva agrupación, llamada Frente Patriótico, cascarón de su ultraviolento comando etnocacerista.

En ese tiempo su grupo había contribuido con violencia y destrucción de propiedad privada durante el conflicto en Las Bambas y Tía María, en Arequipa. Durante las elecciones se dedicó a cobrar miles de dólares a aspirantes a congresistas en los cupos que tenía en Unión Por el Perú y su celda parecía una oficina de reclutamiento de candidatos.

No parecía ser la de un hombre que estaba condenado a 19 años por el ataque armado a la comisaría de Andahuaylas en la madrugada helada del 1 de enero del 2005, aprovechando las celebraciones por el Año Nuevo. Alrededor de las 4:30 de la madrugada, un grupo de reservistas encabezado por Humala, entonces mayor del Ejército, irrumpió y tomó la comandancia de la Policía de Andahuaylas; así como las armas, municiones y explosivos que ahí yacían.

Eran unos 170 etnocaceristas, según los reportes de la época. Antauro, en su juicio, sostuvo que su alucinado objetivo era que el presidente Alejandro Toledo renunciara y dejara el poder. Este terrible episodio terminó con varios heridos y seis personas muertas: cuatro policías destacados a la zona y dos etnocaceristas.

Este columnista cubría las dos campañas electorales de Ollanta Humala y me di cuenta de que tanto su madre, la fallecida Elena Tasso, como su padre, el ‘patriarca’ don Isaac, lo adoraban en desmedro de Ollanta. El viejo abogado fue militante comunista e ‘instructor’ de los cachimbos sanmarquinos Mario Vargas Llosa y el sociólogo Héctor Béjar.

En ‘El pez en el agua’, Mario recuerda esa época: ‘El animoso Isaac, que en sus discursos hablaba infaliblemente de los ilotas de Grecia y de la rebelión de Espartaco’. Luego, el patriarca militó en el MIR del guerrillero Luis de la Puente Uceda, pero se retiró porque consideraba que no debían enfrentarse al Ejército, sino infiltrarse en él, ‘porque en el Ejército hay militares héroes como Andrés Avelino Cáceres’.

Por eso hizo ingresar a sus hijos Ollanta y Antauro a la Escuela Militar de Chorrillos, ‘para que concluyan la labor que no pudo hacer el general Juan Velasco Alvarado’. Pero al fundar el Partido Nacionalista, le impregnó un tinte racista al reivindicar como ‘la clase dirigente’ a la raza cobriza.

Su preferido siempre fue Antauro por ser ‘más consecuente’. ‘Ollanta es un pisado que se deja mandar por su mujer, que está borrachita de poder’, expresó sin pelos en la lengua don Isaac. Pero el grado de fanatismo de la familia de Ollanta y Antauro se elevó a decibeles incalculables cuando al expresidente Ollanta y a Nadine se les vinculó con los millonarios sobornos de Odebrecht. Desde la prisión le escribió una carta: “Hermano, suicídate. Es lo mejor que te tocaría hacer en caso de que tengas una pizca de dignidad”. Ahora ‘el loco’ Antauro está suelto en plaza. Apago el televisor.

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