Este Búho recibe correos de sus jóvenes lectores: ‘Hace rato estamos esperando un comentario de la serie de Netflix, ‘Peaky Blinders’, no nos falles’. De verdad se la debía a mis lectores y a mí mismo. La descubrí de casualidad, porque al ver el anuncio en la plataforma me di con el rostro anguloso, como una figura geométrica, del actor irlandés Cillian Murphy, su protagonista.
Lo había visto quince años antes en ‘Vuelo nocturno’ (2005), de Wes Craven, una película donde hace de un asesino y secuestrador en un avión y por la que recibió buenas críticas. Pero si Murphy ha trabajado en el cine con destacados directores como Danny Boyle o Christopher Nolan, siempre será recordado por el papel de Thomas Shelby, el gánster líder de los ‘Peaky Blinders’, banda de lúmpenes gitanos de Birmingham, surgida de las malolientes callejuelas llenas de cloacas, roedores y cantinas de mala muerte. Shelby lleva a su clan familiar, a punta de asesinatos, guerras contra mafiosos locales, mafias judías, italianas, hasta las cumbres del hampa en las islas del rey.
La serie apareció en el 2013 por la BBC, pero es debido a su inclusión en el catálogo de la plataforma de streaming de Netflix que se ha convertido en tendencia mundial. No solo es una producción sobre pandilleros de época en 1920. Es la apasionante historia de Thomas Shelby, un oscuro corredor de apuestas. El robo de un cargamento de armas que iba de contrabando a Turquía y desaparece del puerto de la ciudad, motiva las alarmas del mismísimo primer ministro Sir Winston Churchill -que aparece como personaje-, quien temeroso de que caiga en manos de los separatistas del IRA o los incipientes y revoltosos grupos bolcheviques, envía al siniestro e inscrupuloso inspector Chester Campbell (Sam Neil) para que recupere el cargamento como sea, hasta pidiendo una ‘ayudita’ a los ‘Peaky’.
Esa relación con lo más alto del poder le servirá a una rata de alcantarilla como Thomas Shelby, no solo para expandir su influencia y poder en los bajos fondos, sino que hasta le permitirá ‘blanquearse’ con negocios lícitos, pero sin perder, por lo bajo, su instinto asesino, manejar negocios ilegales y enfrentar sangrientas guerras con mafias rivales, y con un inspector Campbell que le respira en la nuca y le pide más ‘servicios sucios’ para la Corona, con la amenaza de llevarlos a la horca si se niegan.
Pero lo notable es la relación de Thomas, como jefe del clan, con su peculiar familia, personajes intensos, salvajes, como sus hermanos, que lo acompañaron en una aventura trágica que les cambió la vida: su participación en la Primera Guerra Mundial, en el frente francés. Son intensas también las escenas de sus amores desesperados, rotos, desgraciados; sus decepciones, pérdidas, venganzas, hasta sus relaciones peligrosas con la decadente, ambiciosa y lasciva aristocracia rusa de los Romanov en su exilio británico.
Todo bajo una banda sonora espectacular, oscura, de temática sombría como las atmósferas de la serie. Ahí están los temas de Nick Cave and The Bad Seed, The White Stripes, Tom Waits, David Bowie, entre otros.
La serie se quedó en la quinta temporada y solo la pandemia pudo frenarla, pero están aseguradas dos temporadas más. Los que no la han visto se darán un banquete con una aventura criminal de culto.
Apago el televisor.