Este Búho acaba de sorprenderse con la nueva película de Netflix, ‘Dejar el mundo atrás’ (2023), que se ha convertido en la más vista en la plataforma a solo días de su estreno. El atrapante filme cuenta con una soberbia actuación de la ganadora del Oscar, Julia Roberts, en uno de los papeles más agrios de toda su carrera.
Escrita y dirigida por Sam Esmail (creador de la impresionante y recordada serie ‘Mr. Robot’), pone los pelos de punta y finalmente deja más dudas e interrogantes que al principio. Es un perfecto thriller psicológico, claustrofóbico, con su dosis de cine terror, catástrofe y hasta insinuante ciencia ficción, claves para que el espectador se mantenga frente a su televisión smart, celular, laptop o tablet durante las adictivas dos horas y veinte de duración.
Todo comienza en una habitación matrimonial con una mujer metiendo ropa en una maleta. ‘Odio a la put… gente’, dice Amanda Sandford (Julia Roberts). Está harta de la falta de empatía de las personas de su alrededor, la que claramente ha estudiado, soportado, porque su trabajo de publicista consiste en venderles cosas a esos individuos que no quiere ver. Para alejarse de su condición de vecina de su denso Brooklyn, sin consultar alquila una hermosa casa frente al mar rodeada de naturaleza en una ‘zona ficha’ de Long Island. Perfecta para una escapada de fin de semana junto a su esposo ‘pisado’ Clay (Ethan Hawke), un nervioso profesor de literatura, un hijo adolescente, Archie (Charlie Evans), y su chibola Rose (Farrah Mackenzie), quien está obsesionada con la serie ‘Friends’. Después de instalarse en la casa con piscina deciden ir a la playa.
UN MUNDO SIN INTERNET
Despreocupados, ven en el horizonte un gran barco. De pronto la nave se acerca a la orilla ante la huida aterradora de los veraneantes. El gigantesco petrolero termina encallado en la fina arena de la playa. Aunque no lo crean, ese fenómeno no parece incomodar a la familia Sandford. Para ellos los verdaderos problemas empiezan cuando por la noche se caen las redes de internet y las señales de televisión abierta y cable, lo que genera las protestas de la pequeña Rose que quiere ver el capitulo final de su adorada serie ‘Friends’.
Afuera de la casa hay un apagón. En ese momento dos afroamericanos elegantemente vestidos tocan a su puerta. Son G.H. Scott (Mahershala Ali) y su joven hija Ruth (Myha’la), quienes resultan ser los dueños de la residencia. Scott le cuenta que estaban en la ciudad, en la ópera, y al retornar a su departamento se produjo el apagón total. Como vive en el piso catorce no podía subir las escaleras por estar recientemente operado de la rodilla.
Por eso decidieron volver a su casa de playa y les solicitan quedarse en el sótano hasta que pase la emergencia. Hasta proponen pagarles por el favor. En este punto todo se sale de control y no cuento más. Aquí los grandes actores nos hacen vivir en carne propia la tragedia que se les viene en ciernes. Roberts es la Amanda perfecta con su recelo, desconfianza, la cara fruncida dispuesta a armar ‘chongo’ a los extraños a quienes no les cree, con un racismo inicial manifiesto, hasta confrontar a su marido. Notable Hawke como un Clay de corazón más abierto, optimista, confiado, medio inútil, que en el fondo esconde una personalidad temerosa de tomar decisiones drásticas.
Pero es Scott-Mahershala Ali carga con el peso actoral en ese gran cuarteto-, el del smoking es la encarnación propia del misterio, solo sus ojos transmiten emociones, poco a poco, según como se va desquiciando la naturaleza animal y las tragedias con drones lanzan volantes con amenazas al país en idiomas extranjeros, y él va soltando lo que sabe. ‘Tenemos muchos enemigos’, reflexiona. ¿Pero quiénes son?, nos preguntaremos hasta el final. Increíble que los productores pensaran primero en Denzel Washington para ese papel. Creo que el autor de la novela pensó en el ganador del Oscar por su actuación en ‘Green Book’ para diseñar el personaje.
Ali es hoy uno de los mejores actores del orbe. Junto a él, la chica de la serie ‘Bodies, bodies, bodies’, que no se amilana ante los tremendos actorazos al lado suyo. Myha’la está perfecta en su papel de la joven antagonista de Amanda. Ella también desconfía ‘de los blancos’ y no se achica ante las bravatas de la señora de la casa, o mejor dicho, de ‘su casa’, y quiere que se vayan. En medio del desastre, cuando los seres humanos se vuelven tan indefensos ante la desaparición de sus indispensables medios tecnológicos, hay una reveladora confesión de Clay cuando pide ayuda para su hijo enfermo a un insensible Danny (Kevin Bacon): ‘No funciona mi celular, no hay internet, no tengo google map, no tengo nada’. Parecen cumplirse las tesis del gran visionario Marshall McLuhan en su libro ‘La Galaxia Gutenberg’ (1962), sobre la decisiva influencia de los medios en la humanidad; tesis vigente hasta ahora con la evidente sofisticación tecnológica y satelital. No digo más. ‘Dejar el mundo atrás’ es una película de nuestro tiempo, de nuestros hijos y hasta de nuestros nietos. Apago el televisor.
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