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Narcos en alta mar

El Búho escribe sobre elbuque MSC Gayane, que fue encontrado con16.5 toneladas de cocaína.

Este al enterarse de la captura del buque MSC Gayane, con ¡¡16.5 toneladas de cocaína!!, comprueba que pese a que a fines del siglo pasado la justicia liquidó al siniestro y sanguinario Cártel de Medellín, comandado por Pablo Escobar, y el Cártel de Cali, por los hermanos Rodríguez Orejuela, el narcotráfico ha reagrupado fuerzas y aprendido la lección.

Estos mafiosos inundaron de cocaína millones de narices de Estados Unidos por Miami y Nueva York. Este repunte se da pese a que en este nuevo milenio las autoridades antinarcóticos gringas lograron por fin extraditar a los mayores narcotraficantes de los despiadados cárteles mexicanos, comandados por el sicópata Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, y los capos de otros cárteles como el de Juárez o Baja California.

Los actuales cabecillas narcos ya no son los capos que ostentaban lujosos ranchos hasta con zoológico -como Escobar- o la pegaban de grandes empresarios figuretis, como ‘el ajedrecista’ Rodríguez Orejuela que ahora purga condena en Estados Unidos. Fuentes federales no descartan que los responsables de transportar tal cantidad de cocaína serían de la mafia serbia, que mantiene contactos con sus pares sudamericanos que son quienes les acopian la droga, debido a los constantes operativos en los puertos del Pacífico, como el Callao, donde ya la ‘preñadera’ de contenedores está con roche. Los narcotraficantes europeos, en alianza con las mafias locales, sobre todo la colombiana, han inventado una nueva forma de burlar los férreos controles aduaneros de los puertos del Pacífico, donde también participa la DEA.

Según la agencia norteamericana, la droga del barco de bandera liberiana ‘Gayane’ salió de Colombia. Sus paradas en puertos chilenos y peruanos fue simplemente una ‘pantalla’.

En el ‘escaneo’ realizado por autoridades chilenas y sobre todo peruanas, se determinó que el barco estaba ‘limpio’, por lo que dieron la orden para que pudiera transitar libremente. Es en el picante puerto colombiano de Buenaventura, donde el buque, al salir a alta mar, fue ‘preñado’ en medio del océano con cocaína. Para eso usaron una novedosa modalidad llamada ‘Go fast’. Son unas lanchas supersónicas. Pueden transportar de 400 a 4 mil kilos de cocaína y son rapidísimas porque utilizan de dos a cinco motores fuera de borda para alcanzar 80 kilómetros por hora que en el mar es como volar.

Una lancha de estas saliendo de Buenaventura puede llegar a las costas mexicanas en 76 horas. Con la gasolina no hay problema: cuentan con 20 tanques para 55 galones cada una, pero cuando hacen viajes demasiado largos la mafia tiene buques ‘nodriza’, generalmente inofensivos barcos pesqueros, que los abastecen en alta mar. Con esa ‘Go fast’ el buque liberiano rellenó siete contenedores con cocaína. Pero en medio de una guerra sin cuartel entre los cárteles, una cantidad históricamente gigante -es uno de los cinco más grandes cargamentos de cocaína decomisados en Estados Unidos- generó la envidia y los celos de la competencia y habría habido un ‘soplo’.


Esta modalidad de enviar cocaína a Europa en grandes barcos me hizo recordar a la serie de Telemundo, ahora en Netflix, ‘La reina del sur’, protagonizada por la controvertida actriz mexicana Kate del Castillo en el papel de Teresa Mendoza. La serie está basada en la novela del literato español Arturo Pérez-Reverte, quien escribió la novela del mismo nombre en el 2009. Empieza textualmente: “Sonó el teléfono y supo que iba a morir”. Y de ahí Mónica Moreno (‘La reina del sur’ en el libro) inicia su desesperado periplo para salvar su pellejo, pues el capo que mató a su ‘Güero’, el jefe del cártel Epifanio Vargas, un enorme Humberto ‘Albertico Limonta’ Zurita, la quiere muerta. Pérez-Reverte confiesa que se le ocurrió escribir una historia sobre narcos y ‘narcas’ al escuchar los corrillos del grupo ‘Los tigres del norte’, popular grupo que se caracteriza por cantarle a los ‘bravos de bravos’ del narcotráfico. En la serie, ‘la mexicana’ aliada con narcotraficantes colombianos introducía barcos repletos de cocaína colombiana a Europa y se salía con la suya, pero en la vida real no, pues terminó en la cárcel. El crimen nunca paga.

Apago el televisor.

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