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Mario Vargas Llosa y la tía Julia, narrado por El Búho

El Búho recuerda a sus lectores cómo fue la relación de Mario Vargas Llosa y su tía Julia Urquidi.

Este Búho no cree en casualidades y menos cuando se trata de las informaciones que provienen de la familia de . Su hijo Álvaro ha publicado una foto que ha caído como una ‘bomba atómica’ en la prensa española del corazón que sigue la telenovela de la ruptura del noviazgo de nuestro premio Nobel y la socialité Isabel Preysler.

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Es una postal, tomada en setiembre del 2022, donde aparecen juntos, muy sonrientes, el escritor con Patricia Llosa, en lo que queda de la gran biblioteca del novelista en la casa de Barranco. Este columnista sabe que Álvaro es el principal escudero de su padre, y si publicó esa foto, lo hizo con su visto bueno.

Es una respuesta del novelista a las declaraciones públicas de su exnovia filipina, que afirmó que terminó con él ‘por sus celos’. Vargas Llosa siempre ha tenido rupturas traumáticas con sus parejas.

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Él propició la ruptura con la ‘tía Julia’ Urquidi, su primer gran amor y primera esposa, a quien dejó por su prima Patricia Llosa, la segunda cónyuge y madre de sus tres hijos. A Patricia la abandonó por Isabel, solo días después de haber celebrado sus 50 años de casados en Nueva York.

LA TÍA JULIA Y EL ESCRIBIDOR

Tanto impactó en el arequipeño su primer matrimonio, que escribió su novela ‘La tía Julia y el escribidor’ (1977). Allí presentó la demoledora crítica a cierto tipo de escritor que escribe a destajo, se pierde en el hilo de sus enrevesadas historias, pero mantiene en vilo a las masivas audiencias de los radioteatros.

El ‘escribidor’ en ciernes es el boliviano Pedro Camacho. El mundo de los radioteatros, los medios masivos de comunicación de los años cincuenta como la radio, y luego la incipiente televisión, son arropadas con su historia profundamente personal.

Los avatares de un joven universitario aspirante a escritor, periodista en un noticiero radial, de 19 años, por casarse con su tía política boliviana Julia Urquidi, diez años mayor que él, contra la voluntad de su cavernícola padre y la mayoría de su familia. Una historia de amor con todas sus letras.

La novela termina cuando ambos viajan recién casados a Madrid. Mario le dedicó su novela a pesar de que llevaban más de quince años divorciados. Es más, también le cedió los derechos literarios de la obra. Julia, en ese tiempo, era una dama cincuentona que conservaba los atractivos que desquiciaron al bisoño novelista.

Si la tía Julia no había protestado por la publicación de la novela, ¿por qué seis años después publicó un libro de respuesta titulado ‘Lo que Varguitas no dijo’ (1983)? Ahí ataca al novelista y cuenta detalles íntimos de cómo su matrimonio se vino abajo por culpa de su sobrina Patricia Llosa, la hija de su hermana Olga, jovencita que llegó a Londres a estudiar inglés y se alojó en la casa del matrimonio Llosa-Urquidi.

Julia tuvo muchos problemas para publicar el libro. Mario había publicado en 1981 su monumental ‘La guerra del fin del mundo’ y estaba en la ‘cresta de la ola’. Además, tenía tres niños a los que podía afectar ver descrita a su madre, Patricia, como una ‘rompematrimonios’. Por eso usó toda su influencia y ninguna editorial grande o pequeña de España, México o Argentina se atrevió a publicar el libro ante el ofrecimiento de Urquidi de no cobrar regalías.

Julia Urquidi Illanes confiaba en que Mario Vargas Llosa gane el premio Nobel de Literatura. Foto: El Comercio

‘LO QUE VARGUITAS NO DIJO’

Solo una misteriosa editorial boliviana, Khana Cruz, publicó ‘Lo que Varguitas no dijo’, un libro que también pasó desapercibido hasta en reproducciones de periódicos y revistas. Julia empieza el libro con la pierna en alto. “Mario parece que desde niño supo sacar ventaja de quienes lo querían”.

Julia abre su corazón y confiesa que en modo alguno llegó a sospechar que, a su lado, “habrían de transcurrir los años más felices e intensos de mi vida y también los momentos de mayor tristeza, desencanto y amargura que cualquier mujer pueda soportar”.

Era alta, buenamoza, con garbo, y el que menos la enamoraba. Nadie presagió que a los pocos meses de conocerse, terminarían casándose a escondidas de la familia, en Chincha, en el pueblito de Grocio Prado. El único que los ayudó en esa temeraria odisea fue su querido amigo Javier (Silva Ruete), futuro ministro de Economía.

Según el libro, Julia jugó un papel importantísimo en la carrera de Mario, ya que corregía por las noches las faltas ortográficas y conversaba con él sobre la verosimilitud de los personajes de ‘La ciudad y los perros’. Ella cuenta que fue quien lo animó a presentar la novela al concurso Biblioteca Breve de Seix Barral.

“Yo tenía la absoluta seguridad de que Mario ganaría el premio. Para Mario sería su primer paso al camino que tendría que recorrer, pero ya con pasos más firmes, con un buen comienzo. Pero la fama, el éxito y el dinero llegaron junto con infidelidades que no podía ocultar”.

Julia señala de Mario: “Si quiero ser sincera hasta el final, tengo que agradecerle algo. Me enseñó mucho en la vida; con él conocí el amor por el amor, conocí muchos aspectos del ser humano… Pasé por todas las etapas de los sentimientos y pasiones, mentiras y humillaciones…”. Quién iba a imaginar que, décadas después, la Preysler iba a desalojar de su mansión a nuestro laureado escritor. Apago el televisor.

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