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Lucha a fondo contra el crimen

El Búho da tres ejemplos de autoridades a nivel mundial quehicieron el milagro y redujeron la criminalidad a su mínima expresión.

Este es consciente de que la ciudadanía está harta de la inseguridad. En cualquier lugar te roban, secuestran, te disparan por un celular, balean en un chifa y hasta ¡te descuartizan! ¿Se puede limpiar nuestra ciudad de estas lacras? ¡Sí! Y hay tres casos a nivel mundial, donde autoridades con cojones de ciudades más peligrosas y violentas que Lima, hicieron el milagro y redujeron la criminalidad a su mínima expresión.

SINGAPUR, MUERTE A CORRUPTOS, LADRONES Y NARCOS:
Las autoridades migratorias del ‘Tigre Asiático’ les dan la bienvenida a los turistas con estas palabras: ‘Si se portan bien, sentirán que están en la tranquila Suiza; pero si delinquen, si pretenden ingresar droga para traficar o solo para consumir, les esperará la horca o cárcel de por vida, trabajando en una cantera’. Singapur era uno de los países más peligrosos del mundo. Las cárceles hacinaban a 500 mil presos (asesinos, narcotraficantes, violadores de turistas y otros). En el 2013 solo quedaban cincuenta. ¿Qué había pasado? A los criminales convictos y confesos se les fusiló tras juicios sumarios. Toda autoridad pública, ya sea políticos, militares y policías, acusada de corrupción, claro que con pruebas incriminatorias, también terminó en el paredón. Los drogadictos que dormían en la calle huyeron a Malasia, pues eran condenados a trabajos forzados o los fusilaban. El Partido Popular, que impulsó esta implacable represión anticorrupción y antidelito, ganó las elecciones con casi la totalidad de los votos. En 1960, la península era uno de los países más pobres de Asia y de mayor criminalidad. Hoy es uno de los más prósperos del planeta y su economía está entre las ‘top ten’ del mundo. Tiene un mejor nivel de vida y nivel adquisitivo que muchos países importantes de Europa, cuenta con los mejores centros educativos de Asia y sus alumnos hablan tres idiomas. Pero para lograr todo esto, primero tuvo que acabar con la delincuencia y la inseguridad ciudadana de manera radical, instaurando nuevamente la pena de muerte, lo que le valió las críticas de los organismos internacionales de derechos humanos.

EL ‘MILAGRO’ DE MEDELLÍN: En la década de 1990, la Medellín del ‘Patrón’ Pablo Escobar era la ciudad más peligrosa y con mayor índice de crímenes de América Latina: 7 mil asesinatos al año. Escobar reclutaba a un ejército de adolescentes sicarios, a los que pagaba mil dólares por matar a un subalterno y 5 mil por matar a un oficial de policía. Para el 2013, la tasa de asesinatos se redujo a 800 por año y fue elegida ‘La ciudad más innovadora’ en el concurso ‘City of the year’. ¿Cómo así se produjo ese milagro? El primer paso para erradicar la violencia fue volcar a un ejército de educadores a las zonas más violentas e inaccesibles de la ciudad. El proyecto ‘Medellín, la más educada’ necesitó de una fuerte inversión financiera, pero valió la pena. Se reconstruyeron las escuelas, dotándolas de computadoras, internet, refrigerio, útiles para los más pequeños, y educación nocturna para los padres analfabetos. “La escuela y la educación se convirtieron en un freno a la violencia. También se inculcó la limpieza y el amor por la ciudad”, sostuvo Carolina Lopera, una de las impulsoras del proyecto.

EL SHERIFF DE NUEVA YORK: En 1994, ‘La gran manzana’ era ‘la ciudad más peligrosa del mundo’. El alcalde Rudolph Giuliani estaba asqueado por las terribles estadísticas: diariamente se reportaban ocho asesinatos, seis violaciones y otros 40 delitos. Encargó al comisionado de policía de Nueva York, Bill Bratton, elaborar un plan para acabar con esa escalofriante estadística. Al mando de 37 mil policías, presentó su famoso ‘Plan Tolerancia Cero’, que redujo la criminalidad entre 1994 y 2007 en un 77%. Su plan de medidas simples se basó en la prevención de crímenes, se multiplicó la presencia policial en las calles, se restableció el vínculo entre la policía y la comunidad, y se puso énfasis en intervenir a los sospechosos por más simples que pudieran ser los delitos: como infracciones de tránsito, tomar licor en la vía pública. “No saben que ahí se puede encontrar a un asesino, un delincuente, un violador”, decía Bratton. ¿Algún día haremos algo así en el Perú?

Apago el televisor.

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