Este Búho no deja de sorprenderse de cómo a veces la ficción se entremezcla con la realidad. La esposa de John Travolta, la actriz Kelly Preston (57) acaba de morir de cáncer al seno. Pero la vida del actor de ‘Pulp Fiction’ está atravesada por más pérdidas de seres que amó con toda su alma. En uno de sus mejores papeles de los últimos tiempos, el gran John, en el sorprendente filme de Oliver Stone, ‘Savages’ (Salvajes, 2012) encarnaba a un detective corrupto que se vendía a narcotraficantes para solventar los costosos tratamientos para su esposa que se moría de cáncer.
Los que no sabían de la tragedia personal del astro de ‘Grease’ podían creer que todo era simplemente una gran actuación. Lo que no sabían era que el actor estaba en escombros porque había vivido en carne propia la desaparición de sus más grandes seres queridos por culpa de una maldita enfermedad. Nadie sabe cómo hizo Stone para convencerlo de volver a la actuación. John había filmado en el 2009 ‘Desde París con amor’ y después del rodaje decidió tomar unas vacaciones en Bahamas con su esposa Kelly Preston y su primogénito Jett, de 16 años, que sufría de autismo y soportaba terribles convulsiones crónicas por la enfermedad de Kawasaki. En el Caribe, el adolescente no resistió un ataque y falleció. Allí el actor y Preston no solo sufrieron el terrible dolor de perder a su hijo mayor, sino la actitud ruin y de rapiña de las autoridades sanitarias de Bahamas que exigían millones de dólares a la pareja para no revelar a la prensa mundial la noticia, las causas de la muerte y hasta fotografías que habían conseguido clandestinamente. Travolta regresó a Estados Unidos destrozado y se retiró a su rancho rechazando todos los ofrecimientos que le llevaba su representante. A los dos años aceptó el papel que le ofreció Stone.
La estrella, siendo un joven de 22 años, también tuvo una pérdida de amor irreparable. En 1976 se enamoró de la también actriz Diana Hyland, a quien conoció cuando filmaba su tercera película ‘El chico de la burbuja de plástico’. Diana interpretaba a la madre de John en esa cinta. Solo faltaban pocos meses para la filmación de ‘Fiebre de sábado por la noche’ que lo haría una mega estrella mundial, pero Travolta prefería pasar sus días con una actriz que ¡¡le llevaba 18 años y tenía un hijo!! La felicidad por el éxito del film, con la música de Bee Gees, se empañó al ser diagnosticada Diana con cáncer al seno. Pese a que se sometió a una mastectomía, el mal la consumió rápidamente hasta su muerte el 27 de marzo de 1977. El actor la acompañó hasta el último momento en que murió a los 40 años.
Pero la tragedia seguiría atormentando al galán de la recordada ‘Grease’, cuando hace dos años le diagnosticaron a Preston también cáncer de mama. El actor no podía creerlo, el destino cruel le pretendía arrebatar a la mujer que lo ayudó a soportar la muerte de su primogénito. Ambos llevaban 29 años de matrimonio -algo atípico en Hollywood- y se conocieron en 1987, cuando el ídolo se integró al largometraje del filme ‘Los expertos’, en el que Kelly también era protagonista. Para ese entonces, la actriz estaba casada con un actor que recién empezaba, Kevin Gage (‘Fuego contra Fuego’) y cayó rendida ante los encantos de su famoso compañero de reparto.
Sin embargo, sería luego de cuatro años, en 1991, que Travolta, de 37 años y la hermosa rubia hawaiana de 28, se casaron en una ceremonia privada por la iglesia de la ‘Cienciología’, en París. Luego legalizaron la unión en Daytona Beach, Florida. En los momentos más turbulentos en la vida de Travolta, cuando aparecieron denuncias de acoso sexual y medios sensacionalistas revelaban su supuesta bisexualidad, su esposa se mantuvo leal a su lado y se negó siquiera a comentar los rumores a pesar que la relación de casi tres décadas tuvo notorios y comprensibles altibajos.
Contra la costumbre de las estrellas de hacer comentarios públicos de una tragedia personal, Travolta escribió en su cuenta de Instagram: ‘Ella luchó con el amor y el apoyo de tantos (...) mi familia y yo estaremos agradecidos con los médicos y enfermeras (....) sentiré su derramamiento de amor en las próximas semanas y meses a medida que nos curamos”. Las estrellas también dejan de brillar. Apago el televisor.