Este Búho se sienta a escribir su columna en estos días de Fiestas Patrias. Y me pongo a pensar, ahora que tengo un siglo dividido en dos, en cómo ha cambiado el país, pero no encuentro palabras. Me agarro la cabeza para encontrar algo que describa la tremenda trasformación, no solo del país, sino del mundo. El Perú de aquel niño del colegio parroquial ‘Santísima Trinidad’, del Cercado, a quien a los seis años su tío Kike lo fue a recoger a una hora inusual. Mi tío me hacía caminar presuroso. ‘Sobrino, hubo golpe militar en el país y han derrocado al presidente Fernando Belaunde. Un militar, creo que se llama Velasco, le ha dado un golpe de Estado. Camina rápido’, me dijo.
Nunca me olvidaré que, inocentemente, le pregunté: ‘¿Tío y dónde le dio el golpe, en el ojo o en la nariz?’. Él, hoy en día abogado honesto y por lo tanto dueño de un carrito viejo, se rió a carcajadas. Aquí les presento algunos tips que representan las grandes diferencias entre las Fiestas Patrias de ayer y de hoy.
¡ADIÓS, FELIZ 28!: Antes, en los días de Fiestas Patrias, uno se encontraba con los vecinos en el mercado o con el taxista y se les daba el ¡Feliz 28! con abrazo incluido. Hoy esa palabra ha desaparecido. Se colocan banderas en las casas, solo porque la municipalidad te pone multa. Los jóvenes se saben más los nombres de los irrelevantes chicos de ‘Esto es guerra o ‘Combate’, que los de los próceres de la Independencia. ¡Qué se puede esperar si hasta un ‘genio’ de la página web de Perú Educa, de la comunidad del Ministerio de Educación, no sabe distinguir a don José de San Martín de Simón Bolívar!
Qué grandes las palabras de Charly García, aquel 28 de julio de 1985 en el Gran Estelar de la Feria del Hogar por Fiestas Patrias: ‘Me han dicho que saque la bandera de Perú. ¡Nooo! Ustedes saben que hay algo más que todo eso. ¡Feliz Independencia, locos, que les dure!’. Que se lo graben esos despreciables corruptos que aceptaron millonarias coimas para favorecer a empresas cutreras extranjeras, a costa del dinero de todos los peruanos.
MÁS RESPETO A PADRES: Antes crecíamos viendo series de TV como ‘Papá lo sabe todo’ o ‘Días felices’. Los padres eran ¡los padres! ‘Te vas a dormir sin ver tele (la única que había en la casa)’, te ordenaban, y uno se iba sin chistar y ya requintaba o lloraba en el cuarto. Hoy, muchos niños se encierran en su dormitorio a voluntad, para convivir con su mejor amiga, ‘la computadora’. No hay padre o madre que pueda derrotarla. En el colegio te dicen ‘quítele lo que más le gusta’ y uno le quita la computadora y el chibolo, mosca, te dice: ‘Me van a jalar porque todas las tareas y comunicaciones me las pasan por la red’. Los profesores tampoco hablan ‘face to face’ con los padres. ‘Entre al sistema’, te dicen. ¿Quién los entiende? Si el niño tenía problemas, se portaba mal o era rebelde, en mis tiempos los profesores te aconsejaban ‘póngale mano dura, no lo engría’.
Hoy, un padre le da todo a sus hijos, cosas inimaginables en tiempos pasados, como computadoras, patines, entradas para conciertos de sus ídolos juveniles, movilidad, gustitos, ropita, de todo. Pero si hoy se porta mal o es un rebelde sin causa, llaman a los padres y los psicólogos lo auscultan a uno como si fuera el ‘Monstruo de Armendáriz’. Según ellos, uno no comprende al ‘diablito’, perdón, al ‘angelito’. Los malos somos nosotros. Por eso, en miles de hogares, la dictadura la ejercen los hijos y los padres les tienen miedo. ¡Se pueden volver suicidas... anoréxicos... rockeros subterráneos! No a los correazos de ayer y no a los chantajes infantiles de hoy. Término medio. Diálogo, sí, pero también una mano, aunque no dura, sí firme. Recuerden que el padre es padre y el hijo es hijo. No son amigos ni compadres.
GOLPISTAS Y CORRUPTOS: Quienes fuimos infantes en dictadura militar, crecíamos con la idea errónea de que vivíamos en un mundo perfecto. El general Velasco te decía que había reforma agraria y solo proyectaba la arenga de ‘¡campesino, el patrón no comerá nunca más de tu pobreza!’, pero ningún periódico o canal hablaba de que se producían posesiones ilegales de tierras y la represión mataba a decenas de hombres del campo. En la premiación de una espada de honor de la Escuela Militar de Chorrillos, el aplicado alumno, al preguntársele qué quería ser cuando egresara, dijo: ‘¡Presidente!’. O sea, un golpista total.
Hoy hay democracia, libertad de expresión y nos enteramos de los faenones, no solo de políticos y funcionarios corruptos, sino también de los propios presidentes y sus esposas. ¿Qué pueden pensar nuestros hijos? Si a mí me preguntan qué cosa le puedes agradecer a tu padre y qué te enseñó, yo no dudo en afirmar que me enseñó con el ejemplo y me inculcó el valor de honradez. Y eso trato de transmitirle a mi hija. Me quedé corto, mañana continúo. Apago el televisor.