Este Búho tiene sentimientos encontrados al observar cómo las lluvias caen como castigo bíblico causando inundaciones, destrucción, dolor y muerte en las entrañables regiones de Tumbes, Piura y Lambayeque. Sentí indignación porque la llamada ‘Reconstrucción con cambios’ fue una gran pendejada, millones en gastos inútiles y no en la prevención, construcción de diques, reforzamiento de puentes que se necesitaban con urgencia, farra millonaria de los burócratas inútiles de los gobiernos de PPK, Vizcarra, Sagasti y Castillo.
Sentí tristeza, porque he pasado días maravillosos en esas playas temperadas y de mar azul. Fui a Máncora joven en el 92, con mi tabla de surf, cuando me alojaba en el ‘pueblo’, en un hotelito baratísimo y me hacía de amigos gringos de distintos países y de patitas lugareños que me decían: ‘Tú compra el arroz y nosotros ponemos el pescado’.
Nos íbamos a esperar a que llegaran los pescadores y a ellos les regalaban bonitos o congrios. Las mamás de mis nuevos amigos preparaban bonito frito con arroz y plátano. O sudado de congrio. Los pobres eran millonarios en generosidad. Años después, regresaría con mi hija de siete años a un hotel con piscina. Recuerdo que montamos caballo por toda la playa y nos paseamos en un yate en busca de ballenas.
Luego nos fuimos a Punta Sal, pero no a la casa del ‘Cholo’ Toledo. Todavía no había un hotel Decameron y todo era mucho más tranquilo. De ahí enrumbamos al criadero de lagartos. A diferencia de Iquitos, ahí no había restaurantes donde se expendían platillos a base de la riquísima carne de lagarto. Pero lo más impresionante fue la visita en lancha por los manglares de la alucinante desembocadura del río Tumbes.
Allí divisamos iguanas gigantes, serpientes, monos. Visitamos ‘la Isla del Amor’. En Puerto Pizarro, la gastronomía era portentosa: langosta, cocteles de langostinos, conchas negras, mero en distintos platos, mariscos. Ahora veo cómo las lluvias devastan Talara, Paita y Colán, y recuerdo las playas de Yacila y el hermoso balneario de Colán, con sus casonas frente al mar, pero que siempre es castigado cada vez que llega el fenómeno del Niño (malo).
El Búho en su labor periodística en el norte
Recuerdo que me mandaron a cubrir un partido de fútbol a Sullana donde llegaba, creo, Cristal. Mi fotógrafo era el recordado Luis ‘Chino’ Choy. ‘Chinito -le dije- Colán está a 52 kilómetros de Sullana, una hora de viaje. Mejor nos alojamos frente al mar. Solo hay que tener cuidado con las rayas’. El chino aventurero aceptó y solo la última noche nos alojamos en Piura, donde nuestro vecino de cuarto era el cómico ambulante Cachay, quien llegó de una juerga y se metió a nuestra suite a seguirla, contando toda su artillería de chistes e imitaciones y nos hizo matar de risa, hasta que nos fuimos a dormir y lo dejamos en el pasillo hablando solo, contándole sus chistes a los fantasmas.
Pasaron los años y este columnista tuvo el privilegio de ser uno de los enviados especiales para cubrir el histórico primer debate presidencial que no se desarrolló en la capital. Fue en la calurosa Piura, en las elecciones presidenciales del 2016, aquella épica confrontación entre Keiko Fujimori y PPK. Recuerdo que el debate se desarrolló en el auditorio de la Universidad Nacional y los moderadores fueron Carlos Cornejo y Mónica Delta.
Por mi parte, armé una excelente dupla con el entrañable fotógrafo de Caretas, Víctor Ch. Vargas, en las calientes y movidas noches piuranas. También con el que fuera por muchos años corresponsal de El Comercio, mi amigo Johnny Obregón. En ese viaje aproveché en visitar el balneario de Lobitos donde degusté un extraordinario cebiche de cabrilla. En esa fecha pensaba que la cabrilla se comía frita o sudada.
Pero Piura siempre me daba sorpresas maravillosas. Espero que las autoridades regionales, municipales y el gobierno central cumplan con reconstruir y ejecutar las obras de prevención postergadas por años. Y que se apoye a los damnificados y no hagan lo que hizo Alan García con los damnificados del terremoto de Pisco en el 2007, que nunca entregó las viviendas a quienes perdieron sus casas como prometió y hasta ahora viven en un cerro sin agua ni luz. Apago el televisor.