Martín Vizcarra vuelve a estar en el ‘ojo de la tormenta’. Todavía apesta su secreta y vergonzosa ‘vacunación VIP’ contra el coronavirus, en momentos en que morían médicos y enfermeras héroes de la ‘primera línea’. Ahora se destapa otro escándalo por su culpa. Esta vez relacionado con la defenestración de sus cargos de las fiscales del Callao, Sandra Castro y Rocío Sánchez, quienes desarticularon a ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’, que lideraba el juez César Hinostroza, y hoy se van por la ‘puerta falsa’, pues se acaba de revelar que sostuvieron una inaceptable reunión privada con el entonces presidente Vizcarra en un departamento vecino al suyo, en su condominio, en San Isidro.
Esta organización la conformaban también el tristemente célebre Walter ‘Diez Verdecitos’ Ríos y tenía ramificaciones en el Consejo Nacional de la Magistratura, la ONPE y llegaba hasta el partido Fuerza Popular, a algunos de sus legisladores y a la famosa ‘Señora K’.
Hoy las fiscales cayeron en desgracia por cometer un sacrilegio de un miembro de la Fiscalía, que debe mantener absoluta independencia del Poder Ejecutivo. Mantener reuniones ‘secretas’ con el mandatario y, peor aún, mantenerlo ‘informado’ de investigaciones reservadas que lo pueden incriminar, es un hecho gravísimo.
En un inicio, esa investigación se orientó al desbaratar una red criminal de narcotraficantes presos que ‘coordinaban’ con un abogado corrupto, quien sostenía conversaciones con altos miembros del Poder Judicial.
Mediante escuchas telefónicas legales, las fiscales descubrieron asombradas que estaban ante una amplia red que extendía sus tentáculos al ámbito político, gracias al empresario del rubro automotriz, Antonio ‘Toñito’ Camayo, quien era el nexo entre Hinostroza y los políticos interesados en capturar la Fiscalía de la Nación y el Consejo Nacional de la Magistratura.
Fue precisamente ‘Toñito’, quien, en un audio, le dice a Hinostroza: ‘La señora K quiere reunirse con usted’. Por otro lado, desbarataron el feudo de corrupción del juez Walter Ríos, que gracias a sus secuaces en el Consejo Nacional de la Magistratura hacía nombrar a magistrados y fiscales que eran de su confianza. Los audios de la vergüenza escandalizaron al país y demostraron el grado de podredumbre del Poder Judicial no solo en el Callao, sino al más alto nivel.
Ese contubernio enervó a la opinión pública y el presidente Vizcarra, al mismo estilo de Montesinos, aprovechó para colocarse como el ‘adalid’ de la lucha contra la corrupción y consiguió extraordinarios réditos políticos y alto nivel de aprobación a su gestión. Pero no era verdad tanta belleza.
Un asustado Camayo reveló a las fiscales que se había reunido con Vizcarra. Y para demostrarlo, entregó una foto. Vizcarra, ante esta revelación, inició una nueva faceta: la del cinismo. En todos los programas políticos juró que nunca se había reunido con Camayo. “Es mi rostro, pero el cuerpo no es mío, ese es más gordo, yo soy más flaco”, sostenía con increíble sangre fría.
Pero el 20 de noviembre del año pasado, ante la fiscal Rocío Sánchez, reconoció que se había reunido hasta en dos oportunidades con ‘Toñito’ Camayo. ¿Por qué Vizcarra se involucró en el caso ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’ y con ello hundió a dos fiscales? Por miedo.
Según una investigación de Ricardo Uceda, el moqueguano se enteraba de las investigaciones fiscales ‘por su vecina’, la fiscal Sandra Castro, quien vivía en su mismo condominio y lo habría alertado de un audio donde el sinestro Walter Ríos dice que ‘Vizcarra toma ron Zacapa en la casa de Camayo’.
Esa inadmisible relación de infidencias entre el jefe de Estado con su vecina fiscal terminarían por descabezar la investigación, al descubrirse que se reunió con ellas en circunstancias oscuras. Las fiscales cometieron un grave delito, sobre todo, Sánchez, quien se mantenía fuera de la órbita del moqueguano, pero al parecer sufrió una emboscada de Castro, la vecina de Martín.
Siniestramente, Vizcarra asegura que a él lo convocaron para que las apoye en el tema de ‘seguridad’, lo que es desmentido categóricamente por Sánchez. Continúa mintiendo. En su momento, si hay independencia en la Fiscalía, el expresidente deberá pagar todo el daño que le ha hecho al país. Pero este condenable episodio no coloca a ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’ como víctimas. Eso es solo mirar para un lado. Allí están los audios de la vergüenza. Hinostroza, Ríos, los ‘consejeros’ y demás ‘ratazas’ están con toda justicia tras las rejas o investigados. Pero me queda una interrogante, ¿cómo queda la Fiscal de la Nación, Zoraida Avalos? Es evidente que ha perdido legitimidad. Ya no tiene piso.
Apago el televisor.