Este Búho sintió una terrible desilusión, justo en el momento en que el arquero barbón australiano atajó el penal a Valera, con el que nos dejaba fuera del Mundial de Qatar. Tenía sentimientos encontrados. Por eso ingresé al túnel del tiempo y recordé los partidos de las últimas eliminatorias.
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Esas que duraron dos años, en los que nuestra selección puso sangre, sudor y lágrimas. Tanto sacrificio para que al final todo se decidiera en una maldita tanda de penales. Ojo, yo escribí claramente ayer que la presión la iba a tener Perú porque saltaba a la cancha como ‘favorito’ y no debía llegar a la definición de los doce pasos.
Australia demostró que a lo único que aspiraba era a definir en la tanda de penales, donde especialmente tenían preparado a un arquero ‘penalero’, que bailaba como un orangután de un lado a otro de la línea.
Esta ‘presión’ de la que hablaba desde hace días hizo que la selección jugara tal vez su peor partido desde que se inició la Eliminatoria para Qatar, justo en el choque definitivo, sobre todo Christian Cueva, que estuvo irreconocible.
Pero no puedo ser mezquino y que este Waterloo haga olvidar todo lo bueno que hizo este grupo y debo darles el merecido reconocimiento a jugadores como Carrillo, Lapadula, ‘Orejas’ Flores, Tapia, Callens, Peña, Zambrano, Yotún, Advíncula y compañía.
Pese a un inicio fatal en la Eliminatoria, lograron dar vuelta a la adversidad, consiguiendo triunfos históricos, como los de visita en Colombia y Venezuela, que nos llevaron al repechaje. Pero sobre todo debo resaltar a ‘la mejor hinchada del mundo’, que inmerecidamente no estará en Qatar.
Ese temblor en mi cuerpo y el latir acelerado en mi corazón afloraban al final del partido al ver a esos miles de hinchas que llegaron hasta ese desierto ultramoderno para alentar a la Blanquirroja. Me puse en sus pellejos y me estremecí. El destino es injusto: miles de peruanos viajaron desde tan lejos y se fueron llorando y solo un puñado de australianos se fueron festejando su clasificación.
Así es el fútbol. Perdimos porque llegamos a una instancia a la que nunca debimos llegar: esa ruleta rusa llamada penales. Pero al César lo que es del César, un homenaje al técnico Ricardo Gareca. Me imagino que en caliente puede pensar que ya terminó su ciclo en el país y escuchará ofertas del extranjero que no le faltan.
Tal vez su error fue el colocar en la lista penalera a un jugador que estaba ‘frío’ como Valera, que se ‘asustó’ con ‘el baile del gorila’ del arquero australiano y falló. ‘¿Por qué no pateó Trauco?’, ‘Aquino la metía’ sentenciaba la calle, el sufrido hincha.
La verdad es que ‘todos son generales después de la batalla’. En este caso ‘todos son entrenadores después de un partido perdido’. No hay que restarle ningún tipo de méritos al ‘Tigre’, un hombre que nos llevó a un Mundial después de 36 años y a la final de una Copa América.
PEDRO CASTILLO DEBE ESTAR ATERRORIZADO
Pero quien debe estar aterrorizado es Pedro Castillo y su corte palaciega. Todo el país se dio cuenta de que decretar ‘feriado’ por el partido de Perú tenía todo un trasfondo ‘populista’. En los planes del chotano estaba que la clasificación era una fija y se sabe que ya tenía agendada una ‘recepción’ para Gareca y los seleccionados en Palacio.
Para el mandatario, una clasificación iba a ser la droga perfecta para ‘adormecer’ a la nación ante las gravísimas denuncias por corrupción en su contra. De igual manera, pensaba que si estábamos en el Mundial nadie se iba a acordar que subieron los combustibles y los alimentos de primera necesidad.
Como sea, ya volvimos a nuestra triste realidad: hay una grave denuncia que ya tiene en sus manos la fiscal Karla Zecenarro. Es el testimonio de un testigo protegido -que podría ser Zamir Villaverde-, quien por primera vez vincula directamente a Pedro Castillo por recibir dinero de manos de Karelim López, en remesas de cien mil y cincuenta mil soles, como comisiones por los contratos que ganaban las empresas a las que representaba la lobista.
En el Gobierno hay una cúpula corrupta encabezada, según colaboradores eficaces, por el propio Castillo. Ellos sí están clasificados al torneo mundial de la inmoralidad. Apago el televisor.