El Búho de Trome habla de las Torres Gemelas
El Búho de Trome habla de las Torres Gemelas

Este Búho lee en las redes que el bombardeo de Estados Unidos a las bases nucleares de Irán trajo a la mente de miles de ciudadanos norteamericanos aquel 11 de setiembre del 2001, el indescriptible atentado terrorista contra las Torres Gemelas, el orgullo de Nueva York y de la economía norteamericana. Los dos edificios integraban el World Trade Center y aparecieron en mil películas hollywoodenses.

Hasta en un afiche con King Kong, de Dino De Laurentis, trepándose entre las dos tremendas construcciones. Eran, junto con la Estatua de la Libertad, el símbolo de la Gran Manzana, desplazando, incluso, al viejo Empire State. Recuerdo claramente ese día. La televisión mostró escenas de una de las Torres Gemelas que se quemaba. La locutora señalaba que se había producido un incendio. Algo entendía de inglés. Dudaban si había sido accidental o provocado, pero todavía no hablaban de algún atentado.

Me quedé viendo y pensando qué iban a hacer los que estaban en los inmuebles superiores, pues el fuego parecía consumir por completo el piso sesenta y la torre tenía más de ochenta. La reportera seguía especulando, nadie sabía lo que ocurría realmente. Todavía no se conocía que había cuatro aviones comerciales secuestrados. Pasaban los minutos y, en eso, ocurrió la más terrorífica escena que he visto por TV, porque no cuento películas de terror, de la ficción. Hablo de la vida real. La cámara, de lejos, capta cuando aparece una nave, clarito, ¡un tremendo avión comercial y se estrella contra la otra torre! Lo primero que dijo la reportera fue ‘Oh my God!!’, (oh, mi Dios). Salté de la cama y grité ‘¡¡m…!!’.

Nunca había visto algo tan pavoroso como el peor atentado terrorista de la historia en vivo y en directo, a todo color. Porque allí murieron más de tres mil personas en un santiamén. Ya no quiero recordar cómo después las personas empezaron a lanzarse desde los pisos de más altura, porque el fuego provocó temperaturas infernales de 1100 grados. Eso también se filmó y las imágenes se difundieron, porque en ese momento los productores de las cadenas norteamericanas estaban en shock y no editaban nada. Después se supo que dos aviones más habían sido secuestrados. Uno se estrelló contra el Pentágono, donde fallecieron, ahora se sabe, los 64 pasajeros y 125 militares.

Pero la última nave, el vuelo 93 de United Airlines, partió tarde y ya los pasajeros sabían de los atentados. Decidieron enfrentarse a los terroristas, al menos esa es la versión oficial, pues ese avión tenía como objetivo el Capitolio o la residencia de verano del presidente en Camp David. Ese vuelo no llegó a destino, sino que se estrelló en un campo agrícola de Pensilvania. Han pasado 24 años. Ahora hay Internet, Facebook, pero sobre todo YouTube.

El grupo Al Qaeda y su líder, Osama bin Laden, fueron aniquilados, el terrorista fue ‘cazado’ en su guarida de Paquistán y sus restos fondeados en el mar. Otra vez, puntualizo, según la versión oficial. Tomó la posta un grupo terrorista igual de sanguinario. El Estado Islámico (ISIS) aprendió la lección que les dejaron los atentados de las Torres Gemelas. “Los adelantos tecnológicos de los ‘demonios’ occidentales jugarán a nuestro favor”, dijeron.

Al comprobar el tremendo impacto de la transmisión de los atentados en Nueva York, los delirantes miembros del ISIS organizaban macabros shows en los que, provistos de cámaras de video de última generación, con HD, grababan sus ejecuciones. Esperamos que esas escenas jamás se vuelvan a repetir. Apago el televisor.

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