Este Búho sigue con sus recuerdos sobre los ‘toques de queda’ durante los gobiernos de Juan Velasco Alvarado, Francisco Morales Bermúdez, Alan García y Alberto Fujimori. Cada uno tuvo connotaciones distintas.
El de 1975, de Velasco, se hizo en vista de que una huelga de policías dejó desguarnecida la ciudad y se produjeron saqueos en comercios, se incendió el diario ‘Correo’ que dirigía Hugo Neyra e intentaron quemar locales de otros periódicos e instituciones públicas. Definitivamente, allí hubo una ‘mano negra’ de los enemigos de Velasco dentro del propio gobierno. Se habló de un grupo denominado ‘La Misión’, del sector de derecha del Ejército y la Marina, tal como lo sostuvo el periodista Guillermo Thorndike en su libro: ‘No mi general’. El ‘gringo’ era director del diario ‘La Crónica’ y defendió a balazos su periódico, en el jirón Andahuaylas, de las turbas que intentaron incendiarlo. Igual actitud tuvieron los trabajadores de ‘Expreso’ y ‘Extra’. Según testimonios fotográficos, algunos de los agitadores eran conocidos militantes apristas de la Universidad Villarreal. Ese ‘toque de queda’ fue sangriento. Los saqueadores que fueron sorprendidos por las tanquetas y los tanques que salieron del cuartel del Rímac al caer la tarde, fueron acribillados y sus cadáveres se quedaron regados a las puertas de las joyerías y comercios que pretendían asaltar. Los dueños japoneses de una gran casa importadora de artefactos eléctricos sorprendieron mortalmente a los saqueadores cuando pretendieron derribar la reja metálica, sin imaginar que estaba electrificada. Varios quedaron electrocutados en una imagen macabra que ningún periódico se atrevió a publicar. Al principio, esas noches, en que regía la medida, eran aterrorizantes, pues los militares sospechaban que muchos de los saqueadores vivían en las zonas cercanas al Centro de Lima, como mi barrio de la Unidad Vecinal Mirones.
Recuerdo que el ‘Chato Carlos’, un palomilla de la zona, por si las moscas no durmió en su casa y pernoctó en la canchita ‘Tito Drago’ por si los soldados lo iban a buscar a su hogar. Varios ‘angelitos’ de Palomino y Chacra Ríos hicieron lo mismo. Pero, poco a poco, el férreo control militar se fue relajando. Los vecinos les alcanzábamos a los ‘moroquitos’ café caliente con pancito y estos, en agradecimiento, daban algunas prerrogativas a quienes debían salir de su casa a comprar algo urgente.
También comenzaron las célebres fiestas de ‘toque a toque’, de seis de la tarde a seis de la mañana. En esos tiempos no había YouTube ni CD que duraran horas, así que la solución eran los LP, discos de vinilo que tuvieran popurrís de canciones. Una disquera tuvo el buen ojo de editar un disco de la agrupación liderada por Toby Muñoz: ‘La parranda de Panamá’ (1975). Fue un disco que batió récord de ventas y fue infaltable en las fiestas de ‘toque a toque’. Fue un popurrí pegadizo de guarachas centroamericanas que hicieron historia y hasta llegaron a tocar en la ‘Feria del Hogar’. Pero fue un músico peruano nuevaolero, radicado en México, quien aprovechó el boom parrandero para editar en 1976, aprovechando el ‘toque de queda’ de Morales Bermúdez, su clásico ‘De toque a toque’, al estilo de ‘La parranda de Panamá’. El boom en ventas hizo que el ‘Toque’ fuera la marca registrada de Rulli Rendo y en 1977, durante el ‘toque de queda’ por el paro del 19 de julio, la rompió con ‘El toque de Rulli’, su más exitoso LP, donde puso de moda la música de la nueva ola. No había fiesta de cumpleaños, matrimonio y promoción que no bailara canciones de los sesentas, como La Bamba, Wah Wah Watusi, Despeinada, Speedy Gonzales y Bienvenido Amor, entre otras. Era infaltable en las fiestas para todas las edades, en aquellas noches de reclusión obligatoria, El ‘toque de queda’ de Alan García fue exclusivamente por el incremento de los atentados terroristas y el entonces jefe de Estado se asustó cuando explotó una bomba a pocos metros de Palacio de Gobierno. El del ‘Chino’ Fujimori se debió a la disolución del Congreso. Apago el televisor.