Este Búho ingresó al túnel del tiempo al observar extasiado en la plataforma de streaming Star el documental ‘Bio’, de National Geographic, sobre las mil vidas de ‘El salmón’, Andrés Calamaro. El ‘piano man’ Alejandro Lerner nos cuenta que fue invitado por Miguel Abuelo para formar ‘Los Abuelos de la Nada’ y declinó, pero le dijo: ‘Tengo un amiguito que estaría perfecto’. Miguel y el bajista ‘Cachorro’ López se entrevistan con Calamaro en su ‘cuartito donde entraba una cama y un pequeño teclado, nada más’, recuerda ‘Cachorro’ en el documental. ‘Nos mostró sus canciones y salimos abrumados. Este es’, se dijeron.
Con ventiún años integraba un supergrupo con históricos como Abuelo, Gustavo Bazterrica (gutarrista de ‘La máquina de hacer pajaros’ con Charly García), pero no solo cumplió su papel como tecladista. Sus canciones como ‘Sin gamulan’, ‘Así es el calor’, pero sobre todo ‘Mil horas’, la que se convirtió en megaéxito. Por lógica hizo sombra al líder y vocalista principal Miguel Abuelo. Su vena creativa excedía su lugar asignado al grupo y sacó un disco solista estando con los ‘Abuelos... ‘Hotel Calamaro’. Era una despedida anticipada. Después de los conciertos en vivo en el teatro Opera en 1985, abandona el grupo al igual que ‘Cachorro’, destrozando a Miguel. Se le ve decir al tecladista apesadumbrado: ‘Si hubiera sabido lo que se venía, hubiera dejado que Miguel cantara ‘Mil horas’...’. Graba discos como solista considerados muy buenos por la crítica, pero cero en ventas.
En 1990 su amigo Ariel Roth (lider del rocanrolero grupo ‘Tequila’) lo invitó a España para formar un nuevo grupo. ‘Produje los discos de Man Ray, de los chilenos de ‘Upa’ y con 900 dólares compré un pasaje a España’, confiesa el creador de ‘Alta suciedad’. ‘Cuando se va a España, se va con una mano atrás y otra adelante, no recibía el reconocimiento que merecía’, revela Olga Castreño, su fiel mánager de los últimos 22 años. Pero llegan los grandes momentos en su paso por ‘Los Rodríguez’, con los himnos imperecederos ‘Mi enfermedad’, ‘Engánchate conmigo’, ‘Sin documentos’. Logran triunfar en España y aterriza en Argentina en olor de multitudes. ¿Por qué entonces se separaron en su mejor momento? Calamaro sostiene que: Habíamos llegado a lo mismo que pasó con ‘Los Abuelos’, excesos de drogas, cocaína, marihuana, LSD, y Sida...’.
Pero con el éxito explosivo también vino la locura. En eso se centra el documental al final. Ingresa en un periodo de máxima creatividad combinado con una desquiciada vorágine de consumo de drogas en momentos que trabajaba su alucinante producción ‘El salmón’. Su mánager es muy sincera al respecto: ‘Yo nunca hablaba con Andrés, todo lo arreglaba con su esposa. Pero después de su divorcio tenía que relacionarme con él. No me gustaba ver cómo se destruía. Yo sufría un montón. Era horroroso. Había veces que iba a despertarlo después de cinco días en los que no había dormido; entraba en la habitación y pensaba: ¿Y si no se despierta un día, qué?’.
Andrés Calamaro y su época más oscura
Fue una época negra en que permanecía encerrado con un cargamento de drógas, trago y equipos de grabación durante tres meses. Componer, consumir, grabar, consumir. El mito dice que grabó 700 canciones de las que escogió 103 para editar ese monumento a la música, al ego y a la desquiciada etapa de su vida titulado ‘El salmón’ (2000), como el pez que nada contra la corriente. Un trabajo de cinco discos donde hay de todo: joyitas y temas prescindibles. El año en que salió el disco se iniciaron esos cinco años de ostracismo. Sin componer ni tocar. “Estuve dos meses como Martin Sheen al comienzo de la película ‘Apocalipsis ya’”, afirma el músico en su ‘Bio’. ‘Solo vivía para hacer música todo el día. Dejó las necesidades básicas, como bañarse o comer’, cuenta la mánager. Los buenos amigos prácticamente lo obligan a desintoxicarse. Elige la sierra y asegura que se transformó con el bucólico paisaje. “Me convertí en un campesino más, las mismas botas de goma, la camisa a cuadros, iba a desayunar al bar con el carnicero…”. Pero reconoce que fue muy duro y no se puede salir del infierno sin ‘ayuda’: “La verdadera rehabilitación lleva tiempo, hay que hacerlo con un psiquiatra y con nuevas drogas, hay que cambiar unas drogas por otras”, confiesa a una sorprendida Peluso.
Hay varios Calamaros en la producción, distintos looks, edades, facetas, pero con la misma sinceridad brutal. Vemos desfilar a músicos como Ariel Rot, Daniel Melingo, Vicentico, Alejandro Lerner o ‘Cachorro’ López. Nos cautiva el material de archivo utilizado, fotografías antiguas y videos entrañables de los inicios de ‘Los Abuelos de la Nada’, así como el primer concierto de ‘Los Rodríguez’ en la minúscula discoteca madrileña ‘Siroco’. Al final nos muestran su regreso en el 2005. Su miedo a volver a un escenario en vivo después de cinco años. Sus amigos de una banda de moda, la ‘Versuit’, lo ayudan a vencer su miedo escénico y triunfa.
Su regreso es apoteósico, tanto así que se impuso sacar al mercado un testimonio de ello con el álbum en directo ‘El regreso’ (2005). El ‘monstruo’ finaliza la ‘Bio’ filosofando sobre lo que significó su regreso: “Podemos pensar en regresos, pero no es fácil. Muhammad Ali… él estuvo suspendido del boxeo durante tres años y después volvió. Y consiguió ganar. Pero ya no era tan ágil y le pegaron bastante. Ningún astronauta volvió a la Luna, Gardel nunca volvió de Medellín, Atahualpa Yupanqui nunca volvió de Francia…”. Sin declararlo mira a Peluso como diciendo: Pero Andrés Calamaro, como en una novela de John Le Carré, regresó del frío... al calor de las multitudes. Apago el televisor.