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Alejandro Toledo y 'el avión parrandero'

El Búho escribe sobre el expresidente Alejandro Toledo, quien fue detenido como parte de su proceso de extradición.

Este nació de noche, pero no anoche, aunque debo reconocer que fui uno de los millones de peruanos que, en una época en la que el país se iba al despeñadero, en medio de la megacorrupción del gobierno del ‘Chino’ Fujimori y las multimillonarias corruptelas del ‘Doc’ Vladimiro Montesinos, pensamos que Alejandro Toledo, quien había encabezado ‘La Marcha de los Cuatro Suyos’, podría convertirse en el político que necesitaba el Perú. Pero nos equivocamos.

Al poco tiempo de asumir la presidencia, su frívolo mandato se volvió tan impopular y repudiado por escándalos, incluso de su vida íntima como el ‘affaire’ con la policía ‘Lady B’ y los de su impresentable familia, donde campeaban ladrones, matones, estafadores y hasta violadores.

Todos estos líos pusieron en juego la propia continuidad democrática, pues lo rondó el fantasma de la vacancia, pero logró entregarle la banda presidencial a Ollanta Humala.

Cuando salió a la luz el escándalo mundial del caso Lava Jato en Brasil y Marcelo Odebrecht destapó los millonarios pagos de coimas en varios países, se supo que Toledo, como presidente, había recibido ¡¡20 millones de dólares por la Interoceánica Sur!!

Sin embargo, esta gran cantidad de dinero quedó chica, pues Josef Maiman, socio y amigo del ‘Cholo sano y sagrado’, afirmó a los fiscales peruanos que el soborno que recibió el expresidente de parte de la corrupta Odebrecht ascendía a ¡¡35 millones de dólares!! Incluso, Toledo presionaba a los directivos de la constructora brasileña, como Jorge Barata, para que le depositen su dinero ilícito. Es más, lo hizo hasta después de haber dejado el Gobierno. Todo eso lo pinta de cuerpo entero. Una lástima.

No hay que olvidar que tras las investigaciones, al ‘Cholo’ y a su esposa Eliane Karp, el Poder Judicial les dictó prisión preventiva, pero estos ya habían fugado a Estados Unidos, donde hasta los fotografiaron disfrutando del mar en una paradisíaca playa de Miami y de carísimos tragos en un lujoso hotel de Washington.

Recuerdo que el periodista Fernando Vivas, en su libro ‘Mis monstruos favoritos’, le dedica un capítulo a Toledo, donde lo pinta como un individuo que hizo de la mentira su forma de sacar provecho propio a todo y de todos. Que llegó al poder, entre muchas razones, con la finalidad de saciarse de una vida lujuriosa, juerguera, hedonista y cutrera. Allí, Vivas narra una historia de primera mano, sobre una de las tantas que se mandaba ya como presidente. Sabíamos la del ‘avión parrandero’, pero no de lo que sucedió en una exclusiva discoteca de Roma. El autor se reafirma en que esta historia es verídica, pues se la contó ‘un amigo periodista de copete’. Resulta que el ‘Cholo’ había culminado su visita a la capital italiana e incluso le besó el anillo al Papa. Pero la última noche llamó al amigo de Vivas, que en ese momento estaba en una exclusiva discoteca, de propiedad de un amigo suyo. Cuando le dijo donde se encontraba, escuchó: ‘¡Genial!, en una hora llego, espérame’. Toledo amenazaba con llegar a la disco. El problema fue que no se apareció solo, sino con la totalidad de la delegación peruana. Todos como él, con una sed de camellos y una lujuria de jeque de ‘Las mil y una noches’. Bien mosca, el dueño del local los condujo a un ambiente amplio y privado, donde discurrieron cantidades navegables de whisky, ron, champán y cerveza. En ese bacanal, solo el amigo de Vivas estaba preocupado, pues ese grupo de ebrios podían hacerse los locos a la hora de pagar la astronómica cuenta o cabecear al dueño. ‘(...) Pero mi ilustre amigo me contó muerto de risa que el propietario, mundano y seguro de sí mismo, se dirigió a Toledo, no como presidente, sino como líder de la juerga. Y Toledo no tuvo más remedio que enviar al edecán al avión a traer ‘el maletín de emergencia’ con efectivo, que sirve para los contratiempos del poder’. Ese avión presidencial fue bautizado como ‘el avión parrandero’ porque un funcionario de Cancillería llegó corriendo del agasajo, gritó ‘del bus parrandero al avión parrandero’ y entonó el tema del momento: ‘Pásame la botella, ah, ah, ah...’. El trago, las parrandas y las coimas estaban garantizados con Alejandro Toledo. Una vergüenza. Esperamos que su extradición no demore.

Apago el televisor.

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