Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó por su plato de papa a la huancaína y un sabroso arroz con pollo, parte pierna, y una chicha morada bien heladita. “María, se apareció en el diario el veterano periodista de Política, ‘Cigarrito’. Como siempre, llegó con su infaltable pucho y los de seguridad lo mandaron al techo a fumar. ‘Gary, antes el rubio e inmenso director del periódico fumaba dos cajetillas diarias de ‘Marlboro’ y todavía, a los de su entorno, nos regalaba una diaria. Ahora algunas redacciones parecen un hospital, sin humo y todos calladitos’. ‘Cigarrito’, a pesar de su edad, se viste con pantalones y casacas jeans y tiene su pelo lacio, castaño y largo.
Las chicas nuevas de la redacción lo ven de espaldas y piensan que es ‘un cuerazo’, pero cuando lo ven de frente, pegan un grito de espanto, pues es pálido, sus ojos están rojos, inyectados de tanta mala noche y su piel es tan arrugada como la del villano de la película de ‘Dick Tracy’, con Madonna y el malévolo ‘Arrugas’. Pero fue un capo de la prensa en otros tiempos. Se trataba de tú a tú con los presidentes. ‘Gary, en las elecciones presidenciales en el Perú siempre habrá violencia. Recuerda que a un jovencito Fernando Belaunde Terry le cayó una pedrada en la frente. Sangrante, no se fue a un hospital como le aconsejaron sus simpatizantes, sino que cogió la bandera y en hombros siguió recorriendo la ciudad. Dicen que fueron los apristas, otros los comunistas’.
Una vez, en los años 90, estaba con la gente del Fredemo, cubriendo la campaña entre Vargas Llosa y Fujimori. Una tarde, uno de los integrantes del comité de campaña del escritor, Marco Chiappe, nos dijo: ‘vayan al penal de Lurigancho, tendrán una pepa’. Volé con el fotógrafo Juan Carlos ‘Chino’ Domínguez y nos encontramos en la puerta con Gisela Valcárcel, Teófilo Cubillas, Augusto Ferrando y el mismísimo escritor, que llegaban al penal con toneladas de víveres y agua, pero increíblemente los presos les tiraban basura desde los techos. Se armó un despelote. Otros hasta gritaban ‘¡¡Fujimori, Fujimori!!’. Fue todo un fiasco y el escritor no sabía qué había sucedido y por qué la reacción tan belicosa de los presos.
Después se sabría la verdad. De alguna manera, el partido aprista, por intermedio de algunos internos, ‘aceitaron’ a varios ‘taitas’ para aguarle las donaciones al candidato del movimiento Libertad. Yo estuve allí, Gary, nadie me lo contó. Ese día se me acercó Lucho Llosa, del comité de campaña, y nos dijo ‘no se vayan, Mario va a hacer un anuncio importante en su casa de Barranco’. Llegamos y nos hicieron pasar. Allí estaba el candidato y su esposa Patricia, sus hijos y el curita Harold Griffiths, el que los casó ¡hacía veinticinco años! ‘Hoy cumplimos nuestras bodas de plata y lo celebramos con el mismo cura que nos casó’, dijo. Fue una jugada política del candidato para distraer a la opinión pública luego del bochornoso incidente. Así son las elecciones en el Perú, se encienden muchas pasiones y a veces provocan violencia. Eso se debe evitar”. Ese señor ‘Cigarrito’ sabe mucho, lamentablemente no guardó pan para mayo. Me voy. Cuídense.
Mi amigo, el fotógrafo Gary, llegó por su plato de papa a la huancaína y un sabroso arroz con pollo, parte pierna, y una chicha morada bien heladita. “María, se apareció en el diario el veterano periodista de Política, ‘Cigarrito’. Como siempre, llegó con su infaltable pucho y los de seguridad lo mandaron al techo a fumar. ‘Gary, antes el rubio e inmenso director del periódico fumaba dos cajetillas diarias de ‘Marlboro’ y todavía, a los de su entorno, nos regalaba una diaria. Ahora algunas redacciones parecen un hospital, sin humo y todos calladitos’. ‘Cigarrito’, a pesar de su edad, se viste con pantalones y casacas jeans y tiene su pelo lacio, castaño y largo.
Las chicas nuevas de la redacción lo ven de espaldas y piensan que es ‘un cuerazo’, pero cuando lo ven de frente, pegan un grito de espanto, pues es pálido, sus ojos están rojos, inyectados de tanta mala noche y su piel es tan arrugada como la del villano de la película de ‘Dick Tracy’, con Madonna y el malévolo ‘Arrugas’. Pero fue un capo de la prensa en otros tiempos. Se trataba de tú a tú con los presidentes. ‘Gary, en las elecciones presidenciales en el Perú siempre habrá violencia. Recuerda que a un jovencito Fernando Belaunde Terry le cayó una pedrada en la frente. Sangrante, no se fue a un hospital como le aconsejaron sus simpatizantes, sino que cogió la bandera y en hombros siguió recorriendo la ciudad. Dicen que fueron los apristas, otros los comunistas’.
Una vez, en los años 90, estaba con la gente del Fredemo, cubriendo la campaña entre Vargas Llosa y Fujimori. Una tarde, uno de los integrantes del comité de campaña del escritor, Marco Chiappe, nos dijo: ‘vayan al penal de Lurigancho, tendrán una pepa’. Volé con el fotógrafo Juan Carlos ‘Chino’ Domínguez y nos encontramos en la puerta con Gisela Valcárcel, Teófilo Cubillas, Augusto Ferrando y el mismísimo escritor, que llegaban al penal con toneladas de víveres y agua, pero increíblemente los presos les tiraban basura desde los techos. Se armó un despelote. Otros hasta gritaban ‘¡¡Fujimori, Fujimori!!’. Fue todo un fiasco y el escritor no sabía qué había sucedido y por qué la reacción tan belicosa de los presos.
Después se sabría la verdad. De alguna manera, el partido aprista, por intermedio de algunos internos, ‘aceitaron’ a varios ‘taitas’ para aguarle las donaciones al candidato del movimiento Libertad. Yo estuve allí, Gary, nadie me lo contó. Ese día se me acercó Lucho Llosa, del comité de campaña, y nos dijo ‘no se vayan, Mario va a hacer un anuncio importante en su casa de Barranco’. Llegamos y nos hicieron pasar. Allí estaba el candidato y su esposa Patricia, sus hijos y el curita Harold Griffiths, el que los casó ¡hacía veinticinco años! ‘Hoy cumplimos nuestras bodas de plata y lo celebramos con el mismo cura que nos casó’, dijo. Fue una jugada política del candidato para distraer a la opinión pública luego del bochornoso incidente. Así son las elecciones en el Perú, se encienden muchas pasiones y a veces provocan violencia. Eso se debe evitar”. Ese señor ‘Cigarrito’ sabe mucho, lamentablemente no guardó pan para mayo. Me voy. Cuídense.