Opinión

¡Alto a la delincuencia!

La delincuencia ahora tiene en la mira a los ciudadanos ‘de a pie’, a los que viajan en transporte público y a los que van a restaurantes.
Es necesaria una estrategia para enfrentar la delincuencia callejera. (GEC)

Este Búho comprueba que la inseguridad ciudadana está llegando a niveles alarmantes. El destacado médico Carlos Ortega Carrasco salía de una reunión en una zona antaño tranquila de Surco, vecina a la municipalidad, y es asesinado sin piedad ¡para robarle su aro de matrimonio! Más al sur, en Villa El Salvador, Joel Moreno Villa escuchó ruidos en la fuente de soda de su hija, ubicada al costado de su casa. Sale y se encuentra con malditos ladrones que robaban el negocio por cuarta vez. Los hampones lo asesinaron en la huida.

Son solo dos casos recientes que han estremecido a la opinión pública. Este columnista recuerda que, cuando viajó hace años a Venezuela, en la época de Hugo Chávez, la misma gente del hotel de Caracas me advirtió: ‘Chamo, no vaya a caminar ni salga de noche’. Lo mismo me sucedió en la Medellín de los años de ‘resaca’ del cartel del ‘Patrón del Mal’, Pablo Escobar, muerto tres años antes. No se podía ni salir. A esos niveles parece que estamos llegando en el país.

¿Cómo hemos llegado a esta situación? Según los expertos, estamos viviendo lo que exactamente se denomina ‘crisis de inseguridad ciudadana’. Antes eran los bancos, los grandes negocios o las grandes residencias. Ahora, los afectados directos son los ‘ciudadanos de a pie’, los transeúntes, los que manejan vehículos, los que viajan en transporte público, los que van restaurantes, los dueños de pequeños negocios.

Y esto se demuestra con lo declarado a Trome por el ministro del Interior, general en retiro Carlos Morán: “Hace 163 días que no hay un asalto a un banco. Y este año se han frustrado 14 atracos a estas entidades, un número mayor al año pasado”. Es una buena noticia, pero así como funcionó un plan que redujo drásticamente a esas bandas, debe implementarse un plan para acabar con la llamada ‘delincuencia callejera’, esa que te mata por un celular o mil soles a la salida de un banco.

Ahora, criminales de todo pelaje se han lanzado en masa a otros ámbitos de la sociedad, a los más indefensos, amparados en que hay déficit tanto de personal policial como de patrulleros y porque, salvo en algunos distritos, el personal de Serenazgo Municipal sirve para desalojar violentamente a los ambulantes callejeros, pero no chocan con la delincuencia, no vigilan, van de frente a las zonas ocupadas por informales y así se pasan sus horas mientras en otros lugares del distrito, ‘raqueteros’, ‘marcas’ y asaltantes hacen de las suyas.

Los grandes negocios tiene protección policial y privada. Se arman bandas con autos, motos y armas no para desvalijar una agencia bancaria, sino a un turista o a un empresario que sale de un restaurante con una cadena de oro en el cuello o un Rolex en la muñeca. Evidentemente, esa es una modalidad que nunca se vio en el país y que, al parecer, la han introducido los delincuentes que llegaron camuflados entre los miles de honrados ‘llaneros’ que vinieron con su familia huyendo del infierno de Nicolás Maduro y trabajan honestamente en el país.

Pero ¿qué hacer? Porque no se trata solo de exponer la enfermedad, sino de encontrar un diagnóstico para combatirla. El ministro dio un diagnostico acertado. Ahora falta implementar ese plan para vencer este nuevo flagelo. Es saludable que a partir del 16 de este mes se incorporen 6 mil policías a nivel nacional y de esos nuevos uniformados mil doscientos serán para Lima. Para derrotar la delincuencia callejera se debe contar con mayores vehículos, motos y tecnología, además de cámaras en los lugares álgidos y ‘picantes’. Son medidas necesarias, pero recuerden que cuando en 1994, Nueva York era ‘la ciudad más peligrosa del mundo, el alcalde Rudolph Giuliani encargó al entonces jefe de la policía, Bill Bratton, un plan para erradicar la violencia.

Bratton, con 37 mil policías, presentó su famoso ‘Plan Tolerancia Cero’, que redujo la criminalidad entre 1994 y el 2007, en un 77 por ciento. El señor que hizo ese milagro fue contratado por el exalcalde Alberto Andrade y realizó un diagnóstico que el posterior alcalde Luis Castañeda Lossio tiró al tacho. Increíble. ¿El ‘Gringo’ Jorge Muñoz tiene un plan para trabajar en coordinación con la policía? Parece que no porque he comprobado que las calles del centro de Lima en las noches son tierra de nadie. Apago el televisor.


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