EL 11 de noviembre falleció Johann Biacsics, líder de los antivacunas en Austria, conocido por defender y difundir activamente el uso de dióxido de cloro -principio activo de la lejía- para tratar el coronavirus.
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Biacsics, de 65 años, fue hospitalizado a principio de noviembre en una clínica de Viena luego de sufrir una crisis respiratoria y tras una prueba dio positivo de COVID-19.
Según relata El Mundo, el antivacunas solicitó el alta médica convencido de que el dióxido de cloro el salvaría la vida, pese a que su pronóstico era “muy grave” y la oposición de los doctores.
En casa su estado desmejoró notablemente y cuando la familia llamó a una ambulancia para regresarlo al hospital fue demasiado tarde. Dos días después perdería la vida.
Dos semanas antes de su muerte, Biacsics había encabezado una manifestación contra las vacunas en las calles de Viena.
En una de sus tantas declaraciones, dijo en septiembre pasado frente al Parlamento que el 67% de las personas en cuidado intensivos están vacunados. Ante la insistencia del periodista para que sustente el dato solo dijo que “tenía información confidencial”.
La última manifestación negacionista en el país ocurrió el pasado 20 de noviembre, donde más de 35.000 manifestantes se congregaron en Viena en contra del confinamiento y la vacunación obligatoria, agitando banderolas que denunciaban el “fascismo”, la “tiranía” y la “corona-dictadura”.
Ahora, la familia de Biacsics acusa a los médicos de haberlo matado, sus fans aseguran que fue envenenado y su hijo, Marcus, ha emprendido una campaña de recaudación de fondos para denunciar a los medios de comunicación que supuestamente difundieron noticias falsas sobre su progenitor.
Según él, su padre “fue un campeón en la lucha contra el poder abrumador de las empresas farmacéuticas”.
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