Frances Haugen, una exempleada de Facebook, filtró varios documentos internos de la compañía de Mark Zuckerberg al diario The Wall Street Journal. Haugen reveló al público que la empresa actúa de una forma muy diferente al discurso que mantiene de forma oficial, lo cual desató un escándalo para la red social.
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Aunque la información publicada (elaborada a partir de informes y presentaciones internas y de conversaciones online entre empleados) no implica necesariamente que Facebook esté cometiendo ningún delito, sí muestra decisiones éticamente cuestionables y una priorización de los beneficios financieros ante cualquier reparo moral.
La delatora de estas prácticas, una antigua empleada de la compañía, declarará este martes ante el Senado de Estados Unidos.
En líneas generales, la documentación filtrada a The Wall Street Journal muestra que los directivos de Facebook saben que las plataformas de la empresa (Instagram, WhatsApp y Messenger, además de la propia red social) son, en muchos casos, nocivas para los usuarios.
El elemento que más indignación generó entre la prensa y las redes son las investigaciones por parte de la propia empresa que determinan que Instagram es perjudicial para una parte de sus usuarios más jóvenes, y especialmente “tóxico” para las adolescentes.
Según los informes de la compañía, la red social de fotografías “agrava” los problemas que una de cada tres chicas tiene de su imagen corporal.
Otra revelación destacada es que los cambios en el algoritmo llevados a cabo en 2018 bajo el pretexto de “mejorar” la plataforma tuvieron el resultado opuesto y la convirtieron en un entorno más negativo, promoviendo contenidos que animasen a la confrontación y la discusión.
La informante responsable de filtrar los documentos a la prensa es la exempleada de Facebook Frances Haugen, de 37 años, y que en abril pasado renunció a su puesto en el equipo de la compañía encargado de proteger los procesos electorales en la red social.
El domingo, en una entrevista en el programa televisivo “60 Minutes”, Haugen explicó que durante su tiempo como trabajadora de Facebook se sorprendió por la falta de voluntad por parte de la empresa para solucionar problemas que estaban causando daño a los usuarios, y de los que la firma tenía constancia.
“Se daban conflictos de interés entre lo que era bueno para el público y lo que era bueno para Facebook. Y Facebook una y otra vez elegía aquellos que le beneficiaban como ganar más dinero”, dijo la informante.
Haugen testificará este martes ante el subcomité de Protección al Consumidor del Senado de Estados Unidos, que investiga las prácticas en Facebook a raíz de lo publicado en el diario estadounidense.
A falta de que concluya la investigación por parte del subcomité del Senado, no parece que las prácticas de Facebook constituyan ningún delito, pese a que puedan ser moralmente reprobables.
Eso sí, dado que altos directivos de Facebook, como el propio consejero delegado, Mark Zuckerberg, ya han testificado múltiples ocasiones ante el Congreso de EE. UU. y siempre han defendido a la empresa a capa y espada, los documentos filtrados podrían revelar inconsistencias o contradicciones con esos testimonios.
Si se demostrara que directivos de Facebook mintieron o escondieron información del Congreso de forma deliberada, eso sí podría considerarse un delito de perjurio.
Al margen de cualquier potencial implicación legal, las revelaciones sí pueden tener consecuencias políticas y acelerar la regulación por parte de Gobiernos en todo el mundo de los contenidos de internet y de la responsabilidad de las plataformas sociales.
En este sentido, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo este lunes que los documentos de Facebook “dejan claro que la autorregulación no está funcionando” y que “refuerzan la gran preocupación que el presidente (Joe Biden) y legisladores de ambos partidos han expresado sobre el poder y la manera de operar de estos gigantes mediáticos”.
Fuente: EFE.
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