Hace apenas tres años, Robert Muñoz, líder y cantante de la agrupación ‘Clavito y su chela’, llenaba complejos de 15 mil personas en la famosa Carretera Central.
Su tema más emblemático, y el que copó las emisoras tropicales, fue ‘Por qué serás así’, una desgarradora súplica de un hombre que ha traicionado y ofrece perdón. Es decir, un himno al arrepentimiento: “Quisiera que mi alma volara hasta donde estás tú / Quisiera despertar junto a ti / Pedir perdón, decir amor / Lo sé me equivoqué / Y muy tarde estoy pagando mi traición, amor / Por qué serás así / Por qué serás así/ Por qué serás así / Por qué serás así…”. El video oficial tiene 53 millones de reproducciones en YouTube.
La canción lo lanzó a la fama y engrosó su patrimonio personal: Una casa en Barranco, una camioneta, instrumentos musicales de alta calidad, un estudio de grabación personal y un bus con el que viajaba junto a su orquesta por todo el país. Los conciertos eran casi a diario.
Robert Muñoz tenía una vida holgada: bebía whisky y vacacionaba en el Caribe.
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LOS CAMINOS DE LA VIDA
Así transcurría la vida de Robert Muñoz cuando decidió, junto a su pareja Andrea Fonseca y su pequeña hija, viajar a Estados Unidos. Aprovecharía un par de presentaciones para hacer un mes de turismo en Miami. Eso sucedió el 5 de marzo de 2020, entonces era uno de los cumbiamberos más solicitados del medio.
“Pero el 15 de marzo declaran la cuarentena total en Estados Unidos”, dice el cantante con la voz entrecortada, pues desde entonces todos sus planes cambiaron.
Para sobrevivir a la costosa urbe americana, el cantante tuvo que hacer uso de todos sus ahorros e incluso ‘cachuelear’ de peluquero, pintor, jardinero, gasfitero y cantar en reuniones familiares en donde apenas le daban propinas. Vivió en habitaciones que un excompañero de la escuela de oficiales de la Policía Nacional del Perú y una fan le cedieron, en Filadelfia y Los Ángeles, respectivamente.
Allá nació su segunda hija y allá ‘Clavito’ ha reiniciado su carrera musical, el que está despegando lento pero firme. Esta es su historia a casi dos años de su travesía.
Robert, ¿Qué motivó tu viaje a Estados Unidos?
Bueno, primero, vine porque estaba estresado por la campaña política, yo postulé al congreso. Hicimos bastantes viajes para llegar a todas las localidades, distritos, provincias, del centro del Perú. Estábamos agotados y la idea era venirnos de vacaciones a Miami un rato. Aparte, tenía presentación en el lado de Los Ángeles.
O sea, empalmabas las vacaciones con los conciertos…
Sí, exacto. Esa era la idea. Ese era el plan. Mi esposa Andrea quería conocer Miami.
¿Cuánto tiempo pensabas quedarte?
Un mes, por eso viajé el 5 de marzo y nos quedábamos hasta el Día de la Madre aproximadamente. Esa era la intención, el orden, el plan. Pero el 15 de marzo cerraron el aeropuerto por la pandemia. Nosotros Llegamos a Filadelfia (Pensilvania) y teníamos que encerrarnos aquí. No había nada más que hacer. Acá estaba todo cerrado. Pensando que iba a pasar pronto, llegó el primer, segundo, tercer y cuarto mes. Hasta el cuarto mes estuvimos en casa de mi promoción que de la escuela de oficiales de la Policía Nacional del Perú.
Imagino que viajaste con el presupuesto para un mes, ¿Cómo hiciste luego?
Bueno, te soy sincero, fue angustiante. Tengo guardado muchos sentimientos, soy muy emotivo. No vine preparado para todo esto. Yo soy muy creyente en Dios, cuando me sucede algo bueno o algo malo, toca aceptar.
Sobre el tema económico, nosotros habíamos vendido el bus de la orquesta porque íbamos a renovar. Era del 2011, en la campaña política lo habíamos recorrido más y decidimos venderlo, pero con la finalidad de comprar otro bus. Resulta que teníamos ahí ahorros, más los ahorros de ‘Clavito…’, Eso me ayudó en un inicio.
Además, yo pensaba no gastar plata aquí, porque el contrato de mis presentaciones (en Los Ángeles) iba a solventar el viaje. Tenía cinco presentaciones ese mes. Dije que estaríamos tranquilos. Pero llegaron los gastos, no había entrada de nada. A la semana, el organizador me llamó para decirme que todo se había cerrado y que los eventos se suspendían. Mi error fue nunca haberle pedido el adelanto, todo fue trato verbal. Ahí nomás suspendieron los eventos, casi a finales de marzo. Pero desde el 5 estuvimos haciendo gastos. Aquí éramos cuatro. 250 dólares no alcanzaban para un día de comida. Poco a poco iba pasando los meses,
¿Qué sucedió entonces?
Para no quedar mal con mi promoción, pues estábamos alojados en su casa junto a Andrea y mi pequeña hija, lo acompañé a los trabajos que realizaba. Él se dedica a reparaciones de casa. Me fui con él para ganarme el cariño y que no se sienta tan mal con mi presencia. La hice de pintor, de carguero, jardinero, gasfitero. Cosas que hace tiempo no hacía. Me volví como aquí le llaman ‘handyman’, es decir ‘mil oficios’ o personal de servicio.
¿Y podías trabajar? ¿No tenías condición de turista?
La única visa que tenía vigente era la de turismo, y era la que podía aguantar más en esas fechas.
¿Luego?
Estuvimos 3 o 4 meses en casa de mi promoción y sentí que se estaba saturando con nuestra presencia. No nos botó, pero yo tenía que ser diplomáticos y nos retiramos. No teníamos a dónde ir, pero felizmente había una fan de ‘Clavito’, que se llama Katy, nos llamó y nos dijo que fuéramos a Los Ángeles, allá las actividades se estaban abriendo, hay peruanos y se puede trabajar en algo. Ella nos obsequió pasajes y nos fuimos a Los Ángeles. Aquí estamos desde entonces.
La casa de nuestra amiga tenía un cuarto y teníamos que alquilar. Acá le dijimos de frente que nos alquile mientras conseguíamos dónde vivir. Las rentas acá no bajan de 600 dólares, un cuarto, ese es el más barato.
¿A qué te dedicabas mientras tanto?
A nada. Sacaba de la bolsa (de ahorros). Lo único que hacía era componer, arreglar algunas canciones y esperar que todo mejores pronto. Ya cuando estábamos aquí, nos llamaban, me invitaban a cantar un tema o dos. Y cantaba. Y me daban una propina, un cariño. Bueno, aceptaba. No era un trato o un contrato. A veces había reuniones privadas de 5 o 10 personas. Me di cuenta que aquí habían ‘privaditos’ y estaban permitidos. Pero no teníamos ninguna herramienta. Si quería chambear, tenía que salir con un equipo de sonido, consola, laptop, micros. Y aquí los equipos cuestan caros, un parlante pequeño está 1500 dólares, un bajo 1800 dólares…
¿Cómo te ingeniaste?
Tuve que sacar de los ahorros y comprar. Las presentaciones no eran seguidas. Me asocié con un músico que tenía un parlante. Había contratos de 200 dólares.
En Perú hacías conciertos multitudinarios, ¿cómo empezaste allá?
Acá empecé de abajo, prácticamente desde cero. Cobraba 400 o 500 dólares el privado, un show de una hora y media. Acá esa suma es poquísimo. En Perú ganaba muchísimo más. Ese dinero era nada.
Después de un año… en 2021, marzo o abril, recién empezaron a llegar los contratos. Cuando me compré un pequeño parlante, mis amigos me daban propinas, un sencillito. Eso no lo tomaba como contrato porque eran amigos. Pero con contrato salimos con 500 dólares. En marzo, abril, otro en mayo. Era uno por mes. En junio no hubo nada.
¿No te ‘cachueleabas’ en otras cosas para subsistir?
No había oportunidad. No es que no quisiera, yo vengo de abajo. Yo hice servicio militar. Mi problema es que no había trabajo. Mi amiga trabaja en un restaurante donde ella era contratada. Aquí hay muchas posibilidades de trabajo, pero hablamos de época de pandemia, todo estaba limitado, se despedían trabajadores.
Me pareció verte cantar en un restaurante…
Me contrató un restaurante pequeñísimo, me pagaron 500 dólares, no son presentaciones grandes. Luego hemos ido a comer a algún sitio, me pedían que cante, ahí no cobraba, no se cobra.
¿No tenías problemas legales con los contratos?
Nos aprobaron la extensión de la visa por seis meses. Solicité un permiso para trabaja y poder pagar impuestos. En 2021 compré una carreta para moverme con mis equipos. Empecé a tener presentaciones. Empezamos a surgir.
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¿Ahora cómo van las presentaciones?
Ahora los montos se han acomodado.
Tu segunda hija nació en Estados Unidos, ¿Verdad?
Claro. Ella nació en abril, ahora cumple 1 año. Esa fue la razón por la que nos quedamos. Andrea iba a dar a luz en abril y tuvo complicaciones en su embarazo desde el sexto mes. Nos dio Covid en enero del año pasado, a mí casi me lleva. Estaba fatal. Llegué hasta el hospital. Andrea, como es joven, le dio, le movió, pero no fue muy fuerte. A mi hijita mayor también le dio. Para enero de 2021 estábamos fatal, Para febrero y marzo recién respirábamos más o menos.
Te decía, se complicó el embarazo porque la bebe tenía el cordón envuelto en el cuello. Mi hijita es americana
¿Cuáles fueron los momentos más duros?
Muchos momentos difíciles. Primero, muchos amigos se murieron. Estábamos mal, sin dinero. Fueron momentos tristes.
¿Tu plan es volver a Perú?
Nosotros habíamos venido a un ida y vuelta, pero como del cielo cayeron limones, ahora estamos haciendo limonada. Yo soy creyente en Dios, obedezco sus designios. Acá ya constituí una empresa. Casi nos quedamos sin nada, pero antes de eso, empezamos a invertir en lo que mejor sabemos hacer, la música. Compramos una carreta para jalar en el carro y transportar los equipos e instrumentos. Ahora tengo una licencia de conducir, una cuenta en el banco, hemos creado una empresa, una identificación tributaria. Todo eso de manera legal. Prácticamente, nos hemos posicionado en el marcado de la colonia peruana. Trabajamos juntos como artista con Andrea.
¿Cómo te ayuda Andrea?
Ella es el motor. Canta, anima, conduce las fiestas. Hacemos dj, presentación musical, hora loca, de eso se encarga Andrea. Ella pone las pilas, hace que la gente se mueva. Luego hacemos karaoke.
Cuando saliste de Perú, eras un artista consagrado, ¿Qué pasaba por tu mente cuando pintabas casas, limpiabas los jardines o hacías trabajo de gasfitería?
Era un poquito difícil de asimilar, de entender, de llevar, porque agarrabas un martillo, cortacésped, un compresor, un rodillo. Trataba de mantenerme perfil bajo porque sabía que podía ser temporal y no iba a ser para siempre este tipo de trabajo. A uno le hace recordar de dónde viene. Mi padre era fotógrafo, mi mamá era empleada de hogar, veníamos de provincia y venimos de abajo, y estamos hechos de roble, no nos íbamos a doblar. Yo soy un cholo superado.
¿Te hizo pisar tierra?
Caballero nomás. Como dice en las escrituras ‘no te creas mucho que todo se te puede ir en un ratito’. Soy de las personas que con dinero o sin dinero, como dice la canción, siempre he tratado de vivir bien.
¿Y tu casa de Barranco, tu estudio de grabación?
Todo está guardado en el baúl de los recuerdos. Le echamos candado, mandé a soldar la puerta y lo dejamos ahí. Como te decía, la vida no hay que tomarla tan mal, había otras personas que estaban peor.
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