Los perros se caracterizan por ser animales fieles, cariñosos y juguetones. Son considerados como el mejor amigo del hombre porque proporcionan una agradable compañía y se convierten en un miembro más de la familia. Tener un can aporta una serie de beneficios extraordinarios, mejoran el estado de ánimo, la salud mental y la condición física de las personas. A su vez, tenerlos implica una gran responsabilidad ya que es muy importante darles los cuidados correctos.
Se estima que aproximadamente un 65% de la población convive con al menos una mascota en el hogar. Los perros son uno de los animales favoritos para tener en casa, nos brindan su atención, amor, se convierten en nuestros amigos y son capaces de proteger a su amo ante cualquier situación de peligro. Algunos canes, incluso, son utilizados en terapias para enfermos, debido a que son capaces de transmitir emociones muy positivas.
El vínculo que se genera entre el can y su amo es especial y proporciona bienestar tanto físico como emocional. De ahí la importancia de educarlos responsablemente, desde su comportamiento hasta las normas que deben respetar dentro del hogar para generar una buena convivencia.
Muchas veces los perros suelen tener actitudes que resultan poco entendibles para los amos como ladrar o gruñir sin motivo alguno. Se sabe que estos comportamientos son parte de la comunicación de un can y que de acuerdo con las circunstancias tienen un significado diferente.
Otra de las situaciones que a los amos les resulta extraño de comprender es cuando un perro tiene como instinto orinar las llantas de los autos, sin embargo, todo tiene una razón de ser.
Como se sabe, los perros orinan diversos lugares de la casa o en las calles para marcar su territorio y demostrar que son los verdaderos machos dominantes de su entorno. Pero, ¿qué tiene que ver esto con los autos?
Según recoge el portal La Opinión, un estudio ha demostrado que los perros tienen la suficiente inteligencia para saber que un auto es un medio de transporte que llega a lugares y distancias lejanas, a dónde quizá ellos no podrían ir, por lo tanto, orinar las llantas representa una forma de hacer llegar su presencia a otros destinos.
Existen 3 teorías que definen cómo sabe un perro que un auto es un territorio que debe marcar y que va de la mano con el olfato de los caninos, donde reúnen cualquier cantidad de información a su alrededor y la guardan como recuerdos y conceptos.
1. TEORÍA DE LA RELACIÓN DEL ENTORNO
Al saber conceptualizar objetos, el perro asocia los autos como un medio de movilidad o transporte, y como las llantas están al alcance de los caninos, se vuelven un rito habitual para pasar, oler y dejar su huella. Lo importante es que ellos saben que el auto viene y va.
2. TEORÍA DE LOS MIL OLORES
Las llantas son como los zapatos de un humano (una explicación más si tu perro orina tus zapatos), por lo que la sustancia y olores de la orina de un perro al moverse deja huella de su olor, con el fin de que otros perros que pasen por ahí sepan que ese territorio ya está marcado.
3. TEORÍA QUÍMICA
Se dice que al estar en uso un automóvil, los neumáticos se calientan y al estacionarlo tardan algunos minutos para que se enfríen. Científicos han determinado que el hule o la goma de las llantas al ser 100 por ciento sintéticos emanan una sustancia química, que al viajar por las fosas nasales de un perro que pasa caminando por la calle, le activa la corteza frontal del cerebro, encargada de la orina y este dispara sus ganas de ir al baño.
Ahora ya lo sabes, las llantas son un paraíso para los perros que les sirve de herramienta para hacer llegar su poderío más allá de su territorio habitual.
Incorporar a un nuevo miembro a la familia es, primero de todo, un acto de responsabilidad, una decisión meditada y en la que se ha valorado bien lo que supone tener un perro en todos los aspectos, incluido el económico y la aceptación por todos los componentes de la familia.
Una vez meditado, si se decide tener un perro, sin lugar a dudas adoptar es la mejor opción. Es una excelente oportunidad para poder tener perro porque queremos disfrutar de la experiencia y al tiempo estamos mejorando tres vidas, la nuestra, la del recién adoptado que por fin tendrá una vida digna y la de un tercero que podrá ser rescatado y ocupar el lugar de nuestro perro en el refugio.
Cuando escogemos a un cachorro no tenemos ninguna garantía de un modelo de comportamiento. Sin embargo, cuando adoptamos disponemos de mucha más información sobre cómo es ese perro y si encaja en lo que buscamos.
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