En el marco del Día Mundial de la Salud Mental (10 de octubre), surge la necesidad de poner el foco en una problemática cada vez más visible: el impacto del estrés y la ansiedad en el rendimiento escolar y bienestar emocional de los niños en Perú. Estos desafíos no solo afectan el aprendizaje, sino que también repercuten en la calidad de vida de los estudiantes, generando un ciclo que compromete su desarrollo integral.
El entorno escolar puede ser tanto una fuente de crecimiento como de presión para los niños. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 13% de los niños y adolescentes en todo el mundo sufren de trastornos mentales, siendo el estrés y la ansiedad los problemas predominantes.
En Perú, durante el 2023, se registró en los establecimientos del Ministerio de Salud (Minsa) más de 1 millón de atenciones por episodios depresivos en menores entre los 6 y 17 años, una cifra récord que no se había observado en años anteriores.
“En nuestro país los estudiantes experimentan altos niveles de estrés, especialmente en periodos de exámenes o entregas importantes. La presión por obtener buenas calificaciones, el temor al fracaso y la sobrecarga de tareas escolares son factores que generan un estado constante de tensión en los niños. Esta situación, en muchos casos, les impide concentrarse o disfrutar del proceso de aprendizaje”, comenta el psicólogo educativo Tomás Barclay, de la ONG Caminando Juntos.
Los niños que experimentan altos niveles de estrés y ansiedad tienden a mostrar síntomas como falta de concentración, cansancio, irritabilidad y dificultades para retener información. Esto no solo afecta su rendimiento académico, sino también su motivación para asistir a clases.
“Cuando un niño está constantemente preocupado por su desempeño académico o por situaciones personales, su capacidad de aprendizaje disminuye. Este bloqueo mental es un mecanismo de defensa frente a la sobrecarga emocional, lo que genera un círculo vicioso donde el rendimiento escolar sigue bajando y la ansiedad aumenta”, explica Barclay.
Más allá del impacto académico, la ansiedad y el estrés también pueden afectar el bienestar emocional de los niños. Los sentimientos de frustración, baja autoestima y aislamiento son comunes entre aquellos que no reciben el apoyo adecuado. En casos extremos, esto puede llevar a problemas más graves, como la depresión infantil.
“La salud mental de los niños debe ser una prioridad tanto en casa como en los colegios. Los padres y profesores tienen un rol fundamental en identificar signos de estrés y ansiedad, y en crear un entorno de apoyo donde los niños puedan expresarse y sentirse seguros”, señala el especialista.
Existen diversas estrategias para reducir el estrés en el entorno escolar y fomentar el bienestar mental de los niños. Entre ellas se destacan:
“Es crucial entender que, si no se toman medidas para abordar el estrés y la ansiedad en los niños desde una edad temprana, las consecuencias pueden extenderse hasta la vida adulta. Por ello, como parte de nuestra misión por mejorar la calidad de vida y bienestar emocional de los niños en el Perú, en Caminando Juntos estamos desarrollando el programa “Creciendo Juntos”, el cual busca empoderar a niñas y niños en situación de vulnerabilidad fortaleciendo su autoestima y sus habilidades socioemocionales, para así afrontar la adversidad siendo la mejor versión de sí mismos”, concluyó Barclay.
TAMBIÉN PUEDES LEER:
‘Algunos descubren que tienen anemia al donar sangre’, indica la nutricionista Ximena Chávez
Contenido GEC