En la menopausia, es común que las mujeres experimenten un aumento en la frecuencia de las infecciones urinarias. Estas pueden causar molestias y afectar su calidad de vida. Pero no te preocupes, aquí te explicaremos las principales causas de estas molestas infecciones en la menopausia, sus síntomas, cómo podemos prevenirlas y también te contaremos sobre algunos tratamientos disponibles.
Una de las principales causas es la disminución de los niveles de estrógeno en el organismo. Esta hormona juega un papel crucial en el mantenimiento del revestimiento vaginal saludable, así como en la flora bacteriana equilibrada en el tracto genitourinario. Con la menopausia, los niveles de estrógeno disminuyen, lo que puede llevar a cambios en el pH vaginal, facilitando así la proliferación de bacterias dañinas en el área.
DISMINUCIÓN HORMONAL DESPUÉS DE LA MENOPAUSIA
La disminución hormonal después de la menopausia condiciona la atrofia vaginal, esta consiste en un adelgazamiento y debilitamiento del epitelio o mucosa que tapiza las paredes vaginales. Esto puede provocar sequedad vaginal y una mayor susceptibilidad a las infecciones urinarias, ya que la sequedad reduce la protección natural contra las bacterias.
Durante esta etapa, el pH vaginal tiende a aumentar, volviéndose menos ácido. Este cambio puede favorecer el crecimiento de bacterias nocivas en la vagina que fácilmente migran al tracto urinario, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar infecciones.
SÍNTOMAS DE UNA INFECCIÓN URINARIA EN LA MENOPAUSIA
Los síntomas de una infección urinaria en la menopausia son similares a los experimentados por personas en otras etapas de la vida. Algunos de los síntomas más comunes son:
· Sensación de ardor al orinar.
· Aumento de la frecuencia urinaria.
· Urgencia de orinar.
· Orina turbia o con olor fuerte.
· Presencia de sangre en la orina.
Estos síntomas pueden causar molestias significativas y afectar la calidad de vida de las mujeres en la menopausia. Es importante tener en cuenta que estos pueden variar de una persona a otra, y algunas mujeres pueden experimentar síntomas más leves o incluso ser asintomáticas.
FORMAS DE DIAGNÓSTICO
Ángela Flores, directora ejecutiva de ALAFARPE, explica las formas de diagnóstico que existen actualmente: “Inicialmente se toma una muestra de orina y se hace un cultivo de bacterias en un laboratorio para determinar cuál es y el antibiótico más adecuado para esa bacteria de modo que se puede brindar el tratamiento específico.
Para los casos crónicos, el médico puede pedir una ecografía, tomografía, resonancia magnética, o incluso una cistoscopia que consiste en mirar directamente el interior de la vejiga con un instrumento óptico, para de esa forma determinar si se trata de un problema anatómico en las vías urinarias.
Si bien no se puede prevenir completamente la aparición de infecciones urinarias en la menopausia, existen medidas que pueden reducir el riesgo de padecerlas.
RECOMENDACIONES PARA REDUCIR EL RIESGO DE PADECER INFECCINES URINARIAS EN LA MENOPAUSIA
La especialista recomienda mantener una adecuada higiene íntima, beber suficiente agua para favorecer la eliminación de bacterias, orinar regularmente, sobre todo antes y después de mantener relaciones sexuales, así como utilizar lubricantes vaginales a base de agua durante las relaciones íntimas para evitar la fricción y la irritación.
CONSEJOS DURANTE LA POSTMENOPAUSIA
Por su parte, el doctor Pedro Saona Ugarte, Miembro del Consejo Consultivo de la FIHU, nos recomienda:
“Durante la postmenopausia será importante beber líquido y orinar con frecuencia para permitir ‘lavar la vejiga’ asegurándose de evacuarla completamente. De esa forma se evitará que la vejiga sea colonizada por bacterias que provengan del tracto intestinal y tengan tiempo de reproducirse causando la inflamación o cistitis”.
REEDUCAR A LA VEJIGA
Sabemos que las mujeres están acostumbradas a retener mucho tiempo el deseo de orinar y esto puede debilitar la vejiga. En estos casos, el Dr. Saona nos aconseja “colocar horarios para orinar que ayuden a ‘reeducar a la vejiga’. La ingesta de sustancias como los arándanos, que ayudan a acidificar la orina, es otra estrategia que evita la permanencia de bacterias en las vías urinarias”.
Cuando se presenta una infección urinaria en la menopausia, es fundamental buscar atención médica para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados. Por lo general, el tratamiento consiste en la prescripción de antibióticos específicos para combatir la infección. Además, los médicos pueden recomendar terapias hormonales locales que ayuden a restaurar los niveles de estrógeno en el área vaginal y a mantener un equilibrio saludable de la flora bacteriana.
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