
Los pensamientos negativos simplemente nos boicotean la vida, porque creamos cosas en nuestra mente sin que éstas sucedan en realidad. Es como proyectarse a un futuro incierto donde todo es malo, luego llega la angustia, la depresión, el estrés y la ansiedad que con el pasar del tiempo podría agudizarse y volverse en un problema de salud grave; tanto mental como físico.
Mauro Cerón Salazar, coordinador de la carrera de Psicología en la Universidad Privada del Norte (UPN) comenta que los pensamientos negativos, esos intrusos incómodos que pueden acechar en nuestra mente, no solo tienen el potencial de alterar nuestro estado emocional, sino que también pueden ocasionar efectos duraderos en nuestras decisiones y comportamientos cotidianos.
Las interpretaciones erróneas pueden generar emociones desagradables como tristeza, ira o frustración. Además, influencian de forma perniciosa nuestras conductas, incluso llevando a comportamientos autolesivos o a la disminución de la autoestima.
El primer paso para combatir los pensamientos negativos es reconocerlos y cuestionar su validez. Este proceso de autorreflexión facilita una mayor claridad mental y emocional.
Al dedicar tiempo a la meditación de forma regular, se puede desarrollar un estilo de vida más optimista y reducir la influencia de los pensamientos negativos. Además, disminuyen los trastornos de ansiedad y la depresión.
Permite a las personas manejar mejor el estrés y las dificultades emocionales. Estas habilidades pueden incluir la resolución de problemas, la gestión del tiempo y el fomento de relaciones saludables.
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