Aunque hay muchos factores genéticos que pueden llevar a problemas como la alopecia, en ocasiones la caída de cabello es normal y suele elevarse en algunas temporadas. El tipo de alimentación, las deficiencias, episodios de fiebre, pérdida abrupta de peso, la etapa de postparto, problemas de la tiroides, el síndrome de ovario poliquístico o alguna cirugía pueden impactar en la estructura y crecimiento del cabello.
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La nutrióloga Mauret Rojas de Laviafit señala que el estrés también puede ser causante para la caída de cabello. Los episodios de estrés pueden provocar que mayor porcentaje de folículos pilosos entran en la fase telógena o de reposo (de reposo del folículo piloso. En un momento dado, del 10 al 15 por ciento de todos los pelos están en esta fase). A esto se le conoce como efluvio telógeno. Aunque todo el vello y el cabello de nuestro cuerpo está constantemente renovándose, no más del 20% está en fase telógena. Si la caída es excesiva no debes dudar en acudir al dermatólogo.
La especialista sostiene que los alimentos tienen nutrientes muy importantes que nos ayudan a evitar la caída. ¿Cuáles son esos nutrientes?
Los folículos pilosos son muy sensibles a la deficiencia de hierro y dejan de producir suficientes células para el crecimiento capilar.
Su deficiencia se asocia a la caída del cabello en patrones andrógenos en mujeres.
Los ácidos grasos insaturados regular la acción andrógena previniendo la caída y a su vez, el omega 6 que promueve la proliferación de folículos
Juega un rol vital en el ciclo de los folículos pilosos. Su deficiencia puede ser ocasionada por poca a nula exposición a la luz del sol, obesidad, SOP, cirugía bariátrica o malabsorción de grasas.
El consumo de alcohol puede afectar la biodisponibilidad ocasionando la caída de cabello.
Juegan un rol esencial en la captación de algunos minerales como el hierro o el zinc.
Ayudan a neutralizar los radicales libres y a prevenir el estrés oxidativo.
Desbalance hormonal.
Posparto.
Deficiencias nutricionales.
Genética.
Sucesos estresantes.
Peinados retirados.
Pérdida abrupta de peso.
Problemas de la tiroides.
SOP, dermatitis y psoriasis.
Radiación o quimioterapia.
La experta señala que una alimentación que incluya todos los nutrientes previamente mencionados es esencial para mejorar tu pronóstico. Es importante visitar a tu dermatólogo y realizar los cambios adecuados en tu alimentación con la ayuda del nutriólogo.
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