Todos los 28 de diciembre, los cristianos celebran el Día de los Santos Inocentes en recuerdo a la matanza de niños menores de 2 años ordenada por Herodes, rey de Judea, quien así pretendía matar a Jesucristo y evitar que cuando creciera sea coronado el ‘Rey de los judíos’, tal como lo mencionaban las profecías.
Se afirma que la Virgen María, San José y el niño Jesús huyeron a Egipto, donde permanecieron hasta la muerte de Herodes, con lo cual protegieron la vida del Hijo de Dios.
El rey, evidentemente, no logró su cometido, aunque se llevó por delante la vida de cientos de niños que no tenían relación con el Mesías.
Considerando el origen trágico de esta tradición, ¿en qué momento se volvió una fecha para gastarle bromas a la gente?
Algunas versiones indican que esto nace a raíz de los sutiles engaños que los padres de aquellos niños lograron hacer creer a los verdugos para salvar la vida de sus hijos.
Otros estudios indican a las acciones que José y María aplicaron para esconder a Jesús y burlar al rey Herodes.
Sin embargo, para encontrar el origen pagano del Día de los inocentes hay que avanzar hasta la Edad Media.
La conmemoración de la crueldad de Herodes coincidió con la Fiesta de los locos o festum fatuorum, una jornada de carnaval y desenfreno total, con bromas livianas y humorísticas alrededor de la religión que se celebraba en parte de Europa, principalmente en Francia.
Tal parece que esta coincidencia derivó en que los 28 de diciembre se hagan bromas a los inocentes que se dejan engañar.
Existe otra fecha reservada para hacer bromas. Se trata del April Fool’s Day (Día de los tontos), que se celebra cada 1 de abril en Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Francia, Portugal, Brasil y Polonia, entre otros lugares.
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