Muchos divorciados confían en la frase ‘la tercera es la vencida’ y siguen apostándole al matrimonio. Al fin y al cabo, lo último que se pierde son las esperanzas. Sin embargo, surge la innegable pregunta ¿será amor o miedo a la soledad?
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Aunque suene muy romántica, esta idea no es tan saludable a largo plazo, sobre todo si estas personas no han resuelto los errores que arrastran del pasado y siguen sin identificar las verdaderas razones por las que insisten en casarse.
“Muchos divorciados (hombres y mujeres) se empeñan en volver a casarse, sin importar cuántos divorcios van, y lo hacen por presión social y el qué dirán. Lamentablemente, todavía existe esta idea errónea de que el matrimonio asegura estabilidad y felicidad en las parejas. Y lo peor es que vuelven a casarse sin sanar heridas o sin haber trabajado en los errores que ocasionaron los divorcios pasados”, explica la psicóloga Juliana Sequera.
La especialista agrega que no está mal volver a ilusionarse (al contrario), pero primero se debe hacer un mea culpa e interiorizar los motivos por los que quieren unirse en matrimonio.
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En vez de preocuparte por una próxima conquista, mejor recapacita y evalúa todos los errores que cometiste en tus relaciones anteriores, qué cosas hiciste mal o qué cosas no hiciste que provocaron el fracaso de esos romances. Pero sobre todo, analiza si realmente lo que sientes es ilusión o terror a la soledad.
“Hay personas que a partir de una edad viven obsesionadas con casarse porque creen que se les ‘pasa el tren’ o le tienen terror a la soledad. Por favor, ya no idealicen el matrimonio”, advierte Sequera.
DATITO
Socialmente se piensa que las personas deben casarse y tener hijos para ser felices, pero lo cierto es que no todos están formados emocionalmente para el matrimonio o ser padres.
Debemos dejar atrás estos prejuicios sociales y preocuparnos en construir nuestro autoestima. Después de todo, a quien debemos de rendir cuentas siempre será a nosotros mismos.
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