El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico que se manifiesta en la niñez o en la adolescencia (antes de los 18 años) y se caracteriza por tics motores y fónicos bruscos, reiterativos e incontrolables. La persona afectada puede repetir parpadeos, encogimiento de hombros, realizar sonidos extraños o decir palabras groseras sin control.

De acuerdo con múltiples investigaciones, los hombres tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de sufrir el síndrome que las mujeres. Así como las personas con condiciones neurológicas o psiquiátricas tales como Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC).

CAUSAS DEL SÍNDROME DE TOURETTE

La causa exacta del ST es desconocida, pero se cree que es un trastorno complejo que probablemente se desencadena por una combinación de factores genéticos y ambientales. Ciertas hipótesis apuntan a que su origen está vinculado a afectaciones en algunas regiones cerebrales y alteraciones en los neurotransmisores (dopamina, norepinefrina- y serotonina) que proveen la comunicación internacional.

CÓMO SE DIAGNOSTICA EL SÍNDROME DE TOURETTE

La neuróloga pediatra Pamela Muñoz de la Clínica Ricardo Palma explica que el diagnóstico de ST se basa en un examen físico y una revisión de la historia clínica según los criterios dados por el Manual Diagnóstico y Estadísticos de los Trastornos (DSM-V). Dependiendo el caso, se puede solicitar otras pruebas médicas con el fin de descartar otras condiciones que puedan sugerir ST sin serlo.

Por ejemplo, las personas con TDAH, impulsividad, trastorno negativista desafiante, conducta obsesiva compulsiva y con trastornos de aprendizaje también pueden presentar movimientos y pensamientos repetitivos, toqueteos, entre otros síntomas similares de ST.

CÓMO SE MANIFIESTA

Los tics pueden cambiar en tipo, frecuencia e intensidad. Se dividen en simples y complejos, y pueden implicar movimientos (motores) o sonidos (vocales). La neuróloga pediatra señala que los tics motores suelen empezar antes que los tics vocales. Los primeros signos suelen ser movimientos involuntarios de la cara, de los brazos, de las extremidades o del tronco.

En cambio, los tics vocales pueden abarcar gruñidos, carraspeos, chillidos y ladridos. Cuando son complejos pueden incluir insultos, repetir palabras o frases, o decir groserías sin querer. Antes de la aparición de los tics motores o vocales, es posible que se sienta una sensación corporal molesta (impulso premonitorio) como picor, hormigueo o tensión. Con mucho esfuerzo, algunas personas con ST pueden parar o contener temporalmente el tic.

La neuróloga pediatra de la Clínica Ricardo Palma refiere que el tratamiento del ST depende de la gravedad de los síntomas. Algunos casos pueden necesitar medicación y terapia conductual, cognitiva. Sus complicaciones más frecuentes son problemas sociales y emocionales, acoso escolar, ansiedad y depresión.

LA IMPORTANCIA DE ACUDIR A UN NEURÓLOGO

Si su hijo presenta tics frecuentes, fuertes o que interfieren con su comunicación, el funcionamiento cotidiano y su calidad de vida llévelo al neurólogo y al psiquiatra para descartar esta condición. Así podrán darle las pautas necesarias para recibir el tratamiento más adecuado para controlar sus tics.

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