Si bien el bozal ha sido utilizado tradicionalmente en perros agresivos y como último recurso frente a la ferocidad que exhiben y que sus dueños jamás supieron controlar, la médico veterinario Magali Zavala explica que este implemento también es necesario cuando forma parte del entrenamiento del animalito.
Se le podría colocar al salir a la calle, a fin de que abandone malas conductas, como el consumo de basura, alimentos en descomposición y hasta heces.
Incluso, se le puede poner el bozal cuando ladra de forma excesiva y apenas se controle, quitárselo. Repetir el ejercicio le permitirá identificar cuál es el comportamiento apropiado.
Lo que no se aconseja es que lleve el accesorio todo el día porque, en caso de que sea inquieto, sus niveles de estrés aumentarán. "Incentivarlo con más paseos, juguetes y reforzamientos positivos, antes de recurrir al bozal, casi siempre ayuda. Utilizar repelentes con olor y sabor sobre las cosas de la casa que el animalito suele masticar, también".
SUPERVISIÓN
Si decides colocarle un bozal a tu perro, Zavala recomienda elegir uno fácil de utilizar para no agobiar al animal cuando se lo pongas, supervisarlo mientras lo tenga puesto ya que puede lastimarse por intentar sacárselo y cuando juegue, retirárselo porque necesitará ventilación. Jamás le dejes el bozal en períodos prolongados de tiempo.
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