Con 73 años a cuestas, Marcelina Salas aún tiene fuerzas para dirigir un establo. Ella se encarga de la crianza de vacas y la producción de derivados lácteos, en una pequeña granja, ubicada en el distrito de Comas.
¿Hace cuánto tiempo se dedica a este trabajo?
Yo me encargo de cuidar a las vacas, alimentarlas y trabajar los productos que podemos obtener de su leche. Yo hago esto desde muy niña. Yo crecí en el campo, fuera de Lima y siempre me ha gustado hacer esto.
¿Por qué dice que no se dedica a la ganadería, si cría vacas?
Porque mis animales no se convierten en alimento, ellos lo producen. Yo soy amante de estos seres y no los mataría, son mi vida y mi pasión.
¿Su familia creció en una granja?
Sí, mis hijos desde que nacieron vieron a las vacas y terneras, y las cuidaron conmigo. Ellos han aprendido todo, a ordeñarlas, alimentarlas, todo. Ahora me ayudan a dirigir esta granjita que tengo aquí en Comas.
¿Cómo fundó este lugar?
Mis hijos y yo pusimos esta granja hace unos cinco años. Vimos este terreno, que es de la ex Chacra Cerro, lo compramos y empezamos nuestra aventura.
¿Cuántas vacas tiene aquí?
Son como cuarenta, sin contar a las terneritas.
¿Cuál es su rutina para alimentarlas?
Me levanto todos los días a las 6 de la mañana, las alimento varias veces al día. Ellas comen entre seis y doce veces al día. Comen alfalfa, heno y forrajes en general. Ellas deben estar bien alimentadas para producir leche de calidad.
¿La leche la trabajan aquí mismo?
Sí, aquí tenemos máquinas para conservar correctamente la leche. También elaboramos productos como queso, yogur y mantequilla.
¿El público puede venir a ver a sus animales?
Y no solo a las vacas. También tenemos aves, conejos, cuyes y otros animalitos. Estamos en la calle Santa Adela lote 77 C, junto al colegio japonés Hideyo Noguchi.