Apoyar a los adolescentes en esta etapa del desarrollo es muy importante. Es un momento en que no se es niño, pero tampoco se es adulto, por tanto, el mundo interior de tu hijo está tratando de equilibrarse.
Los cambios no solo son físicos, sino también socioemocionales y cognoscitivos. Es una etapa en la que se define la personalidad y se desarrolla la capacidad de razonamiento.
Por eso tu labor como madre o padre es apoyar a tu hijo en la construcción de su autoestima, su seguridad y la capacidad resolutiva de conflictos, así como respeto por él mismo y por los demás. Estas son herramientas para la vida que se aprenden en casa.
Como padres debemos escuchar cómo se sienten nuestros hijos, expresarles que comprendemos sus emociones y estar dispuestos a guiarlos desde el amor y sin juzgarlos.
Ser afectuosos ayudará también a generar confianza para que hablen con nosotros. Además, es necesario enseñar en esta etapa que los errores son parte del aprendizaje.
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