
Cuando un animal doméstico no puede regular su temperatura corporal de manera eficiente, puede sufrir un golpe de calor, lo que pone en riesgo su salud.
Los perros y gatos, especialmente los de razas braquicéfalas (como los bulldogs o los pugs), son más propensos, debido a su dificultad para respirar con normalidad.
También los animales con pelaje denso, sobrepeso o enfermedades preexistentes tienen mayor riesgo.
Los síntomas del golpe de calor en los animales incluyen respiración rápida, jadeo excesivo, vómitos, diarrea, encías de color rojo brillante o morado, debilidad e incluso pérdida de conciencia.
Es fundamental tomar precauciones para evitar este peligro, aquí unos ejemplos:
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