Cuento: Cinco minutos de paz

Bonita historia en la que unos elefantitos no pueden pasar ni un segundo separados de su mamá
Mamá solo quiere cinco minutos de paz en su bañera.

Los niños estaban desayunando y aquello no era un espectáculo agradable. Por eso Mamá Grande cogió una bandeja y puso en ella una tetera, una jarrita con leche, su taza favorita, un plato de tostadas con mermelada y un pastelito que había sobrado del día anterior. Metió el periódico en el bolsillo y se fue hacia la puerta.

-Mamá ¿a dónde vas?- le preguntó Laura.

-Al baño- respondió mamá.

-¿Por qué?-, preguntaron todos.

-Porque necesito cinco minutos de paz sin ustedes, por eso-. dijo mamá.

-¿Podemos ir?- añadió Lester.

-No-, respondió mamá.

Pero no pudo llegar muy lejos, ya que los elefantitos decidieron acompañarla. Ella tan solo quería ir al baño, y aunque les pidió esos cinco minutos de paz sin ellos, no iba a ser fácil conseguirlos.

Sus tres hijitos la siguen hasta el baño.

Mamá Grande llenó la bañera de agua calentita. Vació espuma de baño en el agua, se puso el gorro y se metió dentro. Se sirvió una taza de té y se tumbó con los ojos cerrados. Era el paraíso.

Mamá Grande está en el paraíso.

Todo parecía estar en calma, hasta que habló Lester.

-¿Quieres escuchar mi canción favorita?

-Ay, ahora no- respondió mamá.

-He estado ensayando, ¿puedo?

-Vamos, toca un poco- suspiró mamá.

Luego entró Laura y dijo:

-¿Mamá puedo leerte parte de mi cuento?

-No Laura, por favor salgan todos, vayan abajo.

-A Lester le dejaste tocar. Yo lo escuché, lo prefieres a él. No es justo.

-No seas tonta Laura...., vamos pues lee. Laura leyó cuatro páginas y media de Caperucita Roja.

Y después entró el pequeño con un montón de juguetes.

-¡Para tiiiiii!, dijo mientras los lanzaba en la bañera.

-Gracias cariño-, respondió Mamá Grande con la voz apagada.

Los niños entraron al baño y alteraron toda su la tranquilidad.

¿Puedo ver los dibujos del periódico?- le pregunto Laura

¿Puedo comer de tu pastel? -le preguntó Lester.

¿Puedo meterme en la bañera contigo, -le preguntó el pequeño.

Mamá suspiró. Al final todos se metieron en la bañera.

Al final todos se metieron a la tina.

Mamá Grande salió, se secó, se puso la bata y se dirigió a la puerta.

-¿Mamá a dónde vas ahora?-, le preguntó Laura.

-A la cocina-.

-¿Por qué?- le preguntó Lester.

-Porque necesito cinco minutos de paz sin ustedes, por eso-.

Y bajó por las escaleras donde tuvo tres minutos y 45 segundos de paz antes de que todos volvieran junto a ella.


Autor e ilustrador: Jill Murphy

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