Valiente, aguerrido y rápido en la acción, así fue Ramón Castilla y Marquesado, quien probablemente es el presidente más recordado del Perú del siglo XIX, gracias a su imborrable obra para alcanzar la estabilidad política y económica en nuestro país. Tuvo dos periodos presidenciales: 1845-1851 y 1855-1862.
En su primer mandato, impulsó el desarrollo nacional con la venta del guano en Europa, lo que financió obras públicas. Se preocupó por el equilibrio militar con Chile, por el avance educativo y las mejoras en la infraestructura del país. Asimismo, mandó a construir el primer ferrocarril del Perú, que cubría la ruta Lima-Callao (se inauguró el 17 de junio de 1851).
Mientras que su segundo gobierno fue igualmente transformador, promulgando dos constituciones y defendiendo la soberanía nacional en conflictos como la guerra con Ecuador. También abolió la esclavitud y realizó obras públicas significativas, como la introducción del alumbrado a gas en Lima y la creación de la primera línea telegráfica en Sudamérica.
Cambió de bando
Su juventud la dedicó a la milicia, sirviendo en el regimiento realista Dragones de la Frontera. Luchó en diversas batallas hasta su captura en Chacabuco (1817), luego fue trasladado a Buenos Aires. En 1822 decidió abandonar el ejército español y ofrecer sus servicios al general don José de San Martín, pasando a las filas patriotas peruanas.
Datito
Ramón Castilla nació el 31 de agosto de 1797, es hijo del argentino Pedro de Castilla y de la tarapaqueña Juana Marquesado. Es el segundo presidente que más años gobernó la República Peruana, solo superado por Augusto B. Leguía. Falleció el 30 de mayo de 1867 en el valle de Tiliviche, Chile.
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