Una cosa es la suegra y la otra la cuñada, pero no cualquier cuñada. Hablamos de la hermana del esposo, esa persona que habla sin que le hayas pedido su opinión y cree que no puedes ‘atender’ a su hermano como lo hacía su madre o ella misma en casa.
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Para el psicólogo y psicoterapeuta Manuel Saravia, las cuñadísimas ven a la pareja de su hermano como un peligro porque sienten que ella les quitará ese amor fraternal. Incluso, de celos pueden llegar al punto de sabotear la relación.
La causa suele ser la debilidad de carácter y la excesiva tolerancia del hombre, que no pone límites a su hermana y no le da el lugar que le corresponde a su pareja.
“Está bien que la familia participe en algunos asuntos, pero no puede entrometerse en las pautas de crianza que impartirán a los hijos, las decisiones de compra o los rituales que son propios de la familia nuclear (mamá, papá e hijos)”, indica el experto.
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PONLE UN ALTO
-La primera vía es el diálogo, tu amado deberá hablar con su hermana y hacerle comprender que ahora cada quien tiene su vida y debe ser respetada.
-Si no entiende, él debe insistir, pero esta vez puede incluir a una persona a la que ella sí escuche (su mejor amiga, otra hermana). Agoten las posibilidades.
-Después puedes hablar tú con ella, tratando siempre de llevar la fiesta en paz.
-Sean claros y digan lo que les preocupa.
DETÉCTALA
Cada caso es particular, pero hay ciertas señales que describen a una cuñada entrometida:
-Todo el tiempo está involucrada en las decisiones que tomas con tu pareja, así no le pidas consejos.
-Es infaltable en las reuniones familiares y suele hacer comentarios fuera de lugar, casi siempre en contra de lo que haces.
-Le encanta tener la última palabra.
-Cuando no le hacen caso, lanza la advertencia: ‘Luego no se quejen, yo sé lo que les digo…’.
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Parejas: Los vacíos emocionales dañan terriblemente la relación
Todos quieren amar y ser amados, pero ¿qué pasa con aquellas personas que tienen una necesidad compulsiva de ser atendidas y queridas por sus parejas? En este caso, es posible que sufran de vacíos emocionales.
La psicoterapeuta de Entrenando el Amor, Laura Tejada, explica que los vacíos emocionales suceden cuando se experimentan situaciones de pérdida que no han podido ser superadas, como el fallecimiento de un ser querido, la ruptura de una relación o problemas en el ámbito laboral.
“Aquellos que no superan estas situaciones buscarán cubrir su soledad y falta de satisfacción, generalmente, con sus parejas. También pueden llenar ese vacío haciendo ejercicio de forma compulsiva u otras actividades”, agrega la especialista.
Las personas que buscan ‘parchar’ las situaciones de dolor empezarán a generar un malestar en su relación amorosa porque nunca estarán satisfechas, incluso pensarán que no están siendo amadas, queridas ni comprendidas.
“Muchas veces esta situación es una antesala a un cuadro depresivo. Son las personas que te rodean las que te darán una alerta de la situación que estás viviendo”, detalla.
Tejada finaliza diciendo que es importante buscar ayuda profesional porque este problema es personal y no tiene nada que ver con el entorno u otras personas.
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