1. Hace compras innecesarias. Se deja embaucar con las famosas ofertas o rebajas y adquiere productos y/o servicios estrictamente superfluos. Cae fácilmente en la trampa de adquirir cosas pequeñas en cuotas y con intereses abusivos.
2. Paga solo deudas. Gasta más del 50% de sus ingresos mensuales o sueldo para cumplir con ellas, que casi siempre son contraídas con tarjetas de crédito. Es más, pide un préstamo grande para pagar otros pequeños, abriendo así un hueco más grande en su economía.
3. Es caserita de las tiendas. Continuamente está buscando novedades en los centros comerciales, se impresiona con cada una de ellas. Compra amparándose en frases como ‘justo lo que necesitaba’ o ‘lo pagaré el mes que viene’.
4. No guarda para emergencia. De ocurrir un accidente o desgracia familiar, no tiene dinero para solventarlo y por el contrario, solo recibe cartas de notificación por sus demoras en los pagos. No puede ahorrar.
5. Tiene problemas familiares. Al comprar aquello que no necesita y con dinero que no tiene, una compradora compulsiva recibe críticas y escucha las preocupaciones de su entorno por los gastos que realiza. Siembra la intranquilidad en la familia.