Sabes muy bien que la vida es hoy, tu presente, pero no puedes dejar ir tu pasado, ¿por qué? ¿Fuiste muy feliz y ahora ya no lo eres? ¿Sufriste maltrato, una pérdida, una dolorosa ruptura? ¿O cometiste muchos errores que hoy lamentas?
Déjame decirte que todos en algún momento de nuestras vidas pasamos por situaciones que nos marcan, que se quedan ancladas en nuestra memoria y en ocasiones (si no hacemos algo por liberarnos) se vuelven un obstáculo para continuar nuestro avance y desarrollo personal.
No podemos cambiar el pasado, lo que sí podemos hacer y recomiendan expertos es reconciliarse con él. ¿Cómo? Aceptándolo.
Eso implica hacer las paces con lo que sucedió y dejar de batallar e intentar cambiarlo.
Quizá lo rescatable de todo esto sea el aprendizaje, recuerda que tu pasado te ha formado. Si hoy eres una mujer más madura, segura, fuerte y luchadora, es gracias a él.
Acepta tus emociones para sanar, si te dañaron, perdona y si hiciste daño, pide perdón.
Una estrategia para mirar el pasado, no con ojos de dolor y sufrimiento, es hablarlo con personas amigas. Eso resulta muy liberador.
En conclusión, mirar atrás no es malo, es saber que tenemos un camino recorrido y darnos cuenta de aquellas cosas negativas que debemos evitar, y las positivas que tenemos que valorar.
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